Los líderes del Partido Nazi de Berlín estaban preocupados por los casos en los que las autoridades judiciales y policiales tenían que combatir los impulsos antisemíticos de los activistas del Partido Nazi y otros extremistas a fines al régimen. En 1935 tomaron importantes medidas para tranquilizar a los militantes y controlar la situación. El 11 de abril de 1935, el Secretario del Partido Nazi, Hess, dio la orden siguiente a los miembros del partido:
Si bien comprendo que todos los nacionalsocialistas decentes se opongan a estas nuevas tentativas judías con gran indignación, debo advertirles con la máxima diligencia que no den rienda suelta a sus sentimientos por medio de actos de terror contra individuos judíos, pues esto sólo provocará que los miembros del partido entren en conflicto con la policía política, que a su vez está formada por muchos militantes del partido, y esto será bien recibido por los judíos. La policía política en tales casos sólo puede cumplir las órdenes estrictas del Führer de emplear todas las medidas necesarias para mantener la paz y el orden, posibilitando así que el Führer reprenda en cualquier momento las atrocidades y boicots denunciados por los judíos del extranjero.
Además de la advertencia de Hess, la dirección del Partido Nazi también tomó otras decisiones importantes a partir de entonces para presionar más a los judíos y clarificar su estatus legal. La más significativa fue la aprobación de la "Ley para la protección de la sangre y el honor alemanes y la ciudadanía del Reich" el 15 de septiembre de 1935, que supuso un paso crucial en la persecución "legal" de los judíos. Las Leyes de Nuremberg, promulgadas el último día de la Fiesta-Mitin Anual del Partido en Nuremberg y justo después de una nueva oleada popular de atrocidades y boicots antisemíticos por toda Alemania, conferían a la policía y a las autoridades judiciales nuevas armas poderosas para perseguir a los judíos. Las nuevas leyes excluían a los judíos de los derechos de ciudadanía, aportaban una definición legal de "judío" y proscribían las relaciones físicas entre judíos y no judíos.
La Ley para la protección de la sangre y el honor alemanes y la ciudadanía del Reich incrementó la vulnerabilidad jurídica de los judíos y su aislamiento social, al declarar ilegales el matrimonio y el contacto sexual entre judíos y arios, prohibir que los judíos contratasen a mujeres alemanas menores de cuarenta y cinco años como servicio doméstico e impedir que desplegasen la bandera alemana o los colores del Reich. Dado que Hitler creía que las relaciones sexuales siempre son iniciadas por los hombres, sólo éstos eran procesados por incumplir las prohibiciones sexuales de estas leyes. En teoría, tanto los judíos como los individuos "de sangre alemana" podían ser castigados (con condenas de hasta quince años de prisión) por cometer el nuevo crimen de Rassenschande (habitualmente traducido como "corrupción racial").
A causa de la nueva oleada de medidas contra los judíos, fue necesario definir quién era o no era considerado "judío". Para la mayor parte de los militantes y oficiales del partido, cualquier individuo con una gota de sangre judía era judío y merecía ser perseguido hasta el final.
Muchos funcionarios judiciales y del estado consideraban necesario distinguir entre:
- Volljuden (judíos puros).
- Mischlinge (personas nacidas de matrimonios mixtos formados por un cónyuge judío y otro no judío). Posteriormente subdivididas en dos grupos: de primer grado (con dos abuelos judíos) y segundo grado (un sólo abuelo).
Raul Hilberg señala que "el partido "combatía" al semijudío como portador de "influencia judía"; el servicio civil quería proteger "la parte alemana" de los semijudíos". Al final, la definición se redactó en el Ministerio del Interior y la opinión perdedora fue la del partido.
La primera regulación de la Ley de ciudadanía del Reich, aprobada el 14 de noviembre de 1935, recogía dicha definición. Según la nueva legislación de noviembre, un judío era todo individuo con tres o más abuelos judíos. En diversas condiciones especiales también entraban en la definición los individuos con sólo dos abuelos judíos: si antes del 15 de septiembre de 1935 habían contraído matrimonio con un judío o eran miembros de la comunidad religiosa judía; si habían sido concebidos en una relación extramatrimonial entre un progenitor judío y otro no judío y habían nacido después del 31 de julio de 1936; o si habían sido concebidos en un matrimonio mixto contraído después del 15 de septiembre de 1935. Las personas que no correspondían a ninguno de los anteriores supuestos pero que tenían al menos un abuelo judío se definían como Mischlinge. Éstos no eran considerados arios, por lo tanto, se encontraron en una posición precaria en la Alemania nazi. No obstante, la mayoría corrió mejor suerte que los "judíos puros" y sobrevivieron al Holocausto.
La Gestapo
Una vez definidos los judíos, su persecución podía proceder de acuerdo con unos principios más técnicos. Con tal fin, el centro del aparato del terror, con sede en Berlín, creó un departamento especial, encabezado por "especialistas en la persecución a los judíos", para coordinar este asunto. En el otoño de 1936 se constituyó una nueva sección del SD para los asuntos judíos, con Adolf Eichmann como vicepresidente. Su finalidad era centralizar "todo el trabajo de la cuestión judía desarrollado por el SD y la Gestapo" y declaró el 18 de diciembre de 1936 que el principal objetivo de la policía política sería "la reducción de la influencia judía en todas las esferas de la vida pública (incluida la economía) [y] el fomento de la emigración judía".
Fuente:
Johnson, Eric A.. (2002). El terror nazi. Barcelona y Buenos Aires: Editorial Paidós.
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