Nacimiento y primeros años
Juana nació en enero de 1412, en Domrémy, Lorena. Era hija de Jacques de Arco e Isabelle Romée, una pareja campesina acomodada. Aunque, ni ella misma tenía certeza de su edad. La verdadera ortografía de su nombre tampoco es segura. La forma d'Arc (de Arco) apareció un siglo y medio después de la muerte de Juana. En un artículo, Paul Doncoeur afirma que "jamás llevó Juana el nombre Darc o d'Are"; ella declaró que en su aldea la llamaban Jeannette, pero en Francia le decían Jeanne. Tanto franceses como ingleses la apellidaban "la Pucelle". El patronímico de su padre y hermanos era Darc. Aunque en los textos de la época utilizan numerosas grafias: Dars, Daj, Day, Daix. Dare, d'Are, d'Ay, Dallis, Tart, Tare, Tarc, Tard, Tarth, Dart. Lo más probable es que se llamará simplemente Juana Darc. 1
Juana vivió su infancia en una zona fronteriza, bastante susceptible a los ataques ingleses. Inglaterra había tomado el control de todo el norte de Francia después de su victoria en la batalla de Azincourt en 1415. París había caído y solo les faltaba Orleans para conseguir el poder absoluto. Los ingleses utilizaban la táctica de tierra quemada. Juana no recibió una educación formal; podía escribir su nombre, pero para lo demás era analfabeta. Fue criada en estricta religiosidad y en las funestas condiciones de la guerra. 2
La Guerra de los Cien Años se prolonga desde la segunda mitad del siglo XIV hasta la primera mitad del XV. El principal motivo de la contienda son los derechos sucesorios a la Corona de Francia, reclamada por el rey de Inglaterra y su aliado, el duque de Borgoña, frente a quienes defienden el derecho de los Valois. En 1420, se firma el Tratado de Troyes, por el cual Enrique V de Inglaterra se casará con Catalina de Valois y heredará el trono francés a la muerte de su suegro, Carlos VI. Este acuerdo es apoyado por la misma esposa del rey francés, Isabel de Baviera, y nobles oportunistas que aprovechan la enfermedad mental del rey Carlos. 3 Este tratado era completamente desfavorable para el delfín Carlos, pues queda descartado como heredero. Sin embargo, tanto Enrique V como Carlos VI murieron en 1422. Sus hijos, Enrique VI y Carlos VII, disputaron el trono francés.
Las primeras revelaciones
Al entrar en la pubertad, Juana empieza a oír voces, que después las identifica con San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita. Durante el proceso, ella lo explicó así:
Estaba en mi decimotercer año cuando Dios me envió una voz para guiarme. Al principio me asusté mucho. La voz vino hacia la hora del mediodía, en verano, en el huerto de mi padre. Yo había ayunado el día anterior. Oí la voz a mi derecha, en dirección a la iglesia. Rara vez la oigo sin una luz. Esa luz siempre aparece en el lado que viene la voz. 4
Estas voces le revelan que ha sido escogida para liberar Francia del dominio inglés y colocar en el trono al legítimo rey. Antes de estos hechos, ya circulaban profecías acerca de una pecadora que hundiría el reino (figura asociada a Isabel de Baviera, quien favoreció a los ingleses y declaró bastardo a su propio hijo, el delfín) y una virgen que lo salvaría. Se creía que el mago Merlín había vaticinado que una doncella guiaría a los franceses hasta la victoria. Todo parecía indicar que Juana era la destinada a llevar a cabo tal hazaña.
En mayo de 1428, a sus dieciséis años, ya no tenía dudas sobre su misión. Atendió al "mandato divino" y se dirigió a Vaucouleurs para presentarse ante el capitán Roberto Baudricourt. Le pidió una escolta que la trasladara a la corte de Carlos VII. El capitán rechazó su petición, diciéndole al primo que la acompañaba: "Llévala nuevamente a casa junto con su padre y propínale una buena paliza". Mientras tanto, la situación militar era desesperante. Orleans fue sitiada el 12 de octubre de 1428 y la derrota final parecía inminente. 5 En febrero de 1429, Juana se presentó nuevamente ante Baudricourt, esta vez acompañada por dos hombres de gran influencia. La doncella predijo una revuelta militar cerca de Orleans y el fracaso francés en la batalla de Rouvray. Renuentemente, el capitán aceptó enviarla vestida de hombre y escoltada por dos guardias hasta Chinon. Tardaron una semana llegar. 6
Apariencia y personalidad
Juana era una joven fuerte, de ojos y cabellos oscuros. Fue examinada por varios médicos mientras estaba prisionera en Rouen. Uno de ellos, llamado Guillaume de la Chambre, informó que ella era "stricta", es decir, "estrecha en las caderas". Sabemos que era una buena jinete, por lo que debió tener unas piernas largas, pero también musculosas. Un funcionario del gobierno francés llamado Perceval de Boulainvilliers, que conoció a Juana, la describió en una carta al duque de Milán:
Esta doncella tiene una cierta elegancia. Ella tiene un porte viril, habla poco, muestra una admirable prudencia en todas sus palabras. Tiene una bonita voz de mujer, come poco, bebe muy poco vino; le gusta montar a caballo y se deleita en armas, le gusta mucho la compañía de nobles luchadores, detesta las numerosas asambleas y reuniones, derrama lágrimas abundantemente, tiene una cara alegre; ella lleva el peso y la carga de la armadura increíblemente bien, hasta el punto de que ha permanecido completamente armada durante seis días y noches. 7
Jean d’Aulon, su escudero, la ayudaba a ponerse la armadura todos los días. Él testificó que a menudo veía sus piernas y senos desnudos y reconoció que ella era "una joven hermosa y bien formada". D'Alençon dijo: "Dormí con Juana y los hombres de armas en la paja; a veces veía a Juana vestirse sola, y a veces miraba sus senos, que eran hermosos". Sin embargo, todos, Jean de Metz, Bertrand de Poulengy, d'Alençon, d’Aulon y Thibault, insistieron en que nunca sintieron deseo carnal por ella. Thibault decía de sí mismo y sus hermanos soldados "muy a menudo, si ellos estaban hablando de los pecados de la carne en términos de despertar a su concupiscencia, y la veían acercarse, ya no podían hablar así, pero abandonaban inmediatamente sus impulsos carnales". Sus hombres veían una bondad santa en ella. Sentían un amor puro que no podían mancillar con palabras carnales, y menos con hechos. Ella no era su amante, sino su ángel. Jean Barbin, doctor en derecho al servicio del Parlamento francés, declaró que "los hombres de armas la consideraban una santa". El autor Wesley Richey sugiere que, cuando los hombres jóvenes se encuentran con una mujer hermosa que se ha ganado su respeto en un grado extraordinario, su lujuria habitual puede sublimarse en una devoción y lealtad que es apasionada pero casta. 8
Según testimonios, Juana era de naturaleza dulce y compasiva. Era muy devota, incluso al rezar o contemplar la hostia se conmovía hasta las lágrimas. Tenía la costumbre de escuchar misa todos los días, si era posible. A pesar de carecer de educación formal, era prudente en sus palabras y se expresaba sagazmente. Sus compañeros de armas se sorprendieron por su habilidad en asuntos militares.
Llegada a Chinon
Los consejeros del delfín dudaron si la muchacha debía presentarse ante Carlos. Cuando la interrogaron respecto a sus intenciones, ella respondió que no tenía intención de revelar los detalles de su misión a nadie, excepto el delfín, aunque, finalmente les dijo que tenía un doble mandato del Rey de los Cielos. Primero, levantar el asedio de Orleans y después, conducir a Carlos a Reims para su coronación. La corte estaba dividida; mientras que algunos nobles pensaban que la chica estaba loca, otros creían que debía ser escuchada. Es probable que ni el mismo Carlos estuviera convencido de recibirla, pero el mensaje de Roberto Baudricourt influyó. Además, Juana había atravesado territorio enemigo con tal llegar hasta él. El hombre que sería coronado en Reims tenía veintiséis años, mientras que la mujer que haría eso posible tenía apenas diecisiete.
Raoul de Gaucourt expresa el contraste entre la multitud de la asamblea, reunida quizás con un ligero propósito de intimidación, y Juana, a quien llamó "pastora", que no es un término sorprendente, ya que todas las mujeres campesinas eran más o menos consideradas pastoras a los ojos de los nobles:
"Yo estaba presente en el castillo y en la ciudad de Chinon cuando llegó la doncella, y la vi cuando se presentó a su majestad real; mostró gran humildad y sencillez, esta pobre y pequeña pastora... La escuché decir las siguientes palabras al Rey: "Muy noble señor delfín, he venido y he sido enviada por Dios para traer ayuda a usted y al reino". 9
Esta es una declaración concisa del contraste entre la persona de Joan y su mensaje. El testimonio de juicios posteriores y otros informes amplifica ampliamente ese contraste, como lo hace, por ejemplo, la Crónica de Jean Chartier, quien en algunos sentidos fue el historiador oficial de la corte:
Entonces Juana, habiendo venido ante el rey, hizo las reverencias que habitualmente se hacen a un rey como si hubiera sido criada en la corte y, habiendo recibido su saludo, dijo al dirigirse al rey: "Dios te dé vida, gentil Rey", aunque ella no lo conocía y nunca lo había visto, y había muchos señores pomposos allí vestidos más opulentamente que el rey. Por lo tanto, respondió a Juana: "¿Y si yo no soy el Rey, Juana?" Señalando a uno de los señores, dijo: "Ahí está el rey", a lo que ella respondió: "En el nombre de Dios, príncipe gentil, eres tú y nadie más". 10
Simon Charles, quien llegó a Chinon poco después, dice simplemente: "Cuando el rey supo que ella iba a venir, se retiró un poco de la multitud; sin embargo, Joan lo reconoció y le hizo reverencia, hablando con él por un rato tiempo. Después de escucharla, el rey parecía radiante". El rey dijo a sus cortesanos que Juana le había contado un secreto que nadie sabía o podía saber, excepto Dios, y por eso confiaba en ella. 11 Se han hecho especulaciones acerca del secreto que Juana reveló a Carlos; una de ellas, es que la misma Doncella era su media hermana, nacida del amorío entre Isabel de Baviera y el duque de Orleans (hipótesis que ya ha sido refutada).
La verdad era que no había "señal" como tal. La propia Juana expresó su frustración cuando los asesores de Carlos le preguntaron sobre esto. “En nombre de Dios, no he venido a Poitiers para dar señales; pero llévame a Orleans, ¡te mostraré las señales por las que me han enviado!". Al final de su vida, en confesión, Carlos confirmó que había creído en Juana porque ella había conocido "la oración secreta" que le había hecho a Dios. 12
De Dante Gabriel Rossetti, 1863
Mientras estuvo en Chinon, Juana mandó traer una espada de la iglesia de Santa Catalina de Fierbois, ubicada detrás del altar. Durante el juicio, ella declaró que estaba oxidada y sobre ella había cinco cruces. Sus voces le indicaron dónde estaba. Añadió que tan pronto como se encontró la espada, los sacerdotes la frotaron y el óxido se cayó inmediatamente sin esfuerzo. 13
La presencia de Georges de la Trémoille aseguró que la influencia de Juana en Carlos no fuera indiscutible. El delfín decidió enviarla a Poitiers, donde sería examinada por clérigos. La investigación en Poitiers, por un tribunal que se jactó de varios maestros de la Universidad de París que habían sido exiliados de la escuela por mantener su lealtad política a Carlos, fue un asunto extraño. Se llevó a cabo a toda prisa en tres semanas, no hicieron ningún intento de pedirle ayuda al Papa, como se había hecho en el pasado con otras mujeres santas como Isabel de Hungría, Catalina de Siena o Bridget de Suecia. Tampoco se hizo ningún esfuerzo por desafiar la visión de Juana de sí misma o de su misión. A sus interrogadores ni siquiera les importó cuando ella respondió con rudeza o evasiva. Por ejemplo, fray Pierre Seguin informó: "Le pregunté qué idioma hablaba su voz". Ella respondió: "Mejor que el tuyo". El clérigo hablaba el dialecto de Limoges. Y cuando le preguntó si creía en Dios, ella respondió: "Sí, mejor que tú". Raramente los miembros de la Iglesia mostraban tanta paciencia. 14
Un informe de los procedimientos sugiere la explicación de esta deferencia poco característica, que claramente tenía mucho más que ver con la política que con la teología. "Finalmente, los eruditos concluyeron después de sus interrogatorios...que dada la gran necesidad en la que tanto el rey como el reino se encontraban, el rey debería hacer uso de su ayuda ". La redacción de su decisión final: "En ella, Juana, no encontramos maldad sino solo bien, humildad, virginidad, devoción, honestidad y simplicidad", fue una manera de aparentar autenticar a Juana y su misión sin decirlo realmente, una precaución necesaria en caso de que ella estuviera bajo la influencia de un espíritu maligno o resultara hereje. La referencia del tribunal a la virginidad de Juana proporciona la pista final de la fuerza motivadora detrás de ese veredicto. Según las profecías, la mujer destinada a salvar a Francia sería una virgen, y aunque Juana afirmaba serlo, era necesario ofrecer pruebas más sustanciales. La misma Yolanda de Aragón (suegra del delfín) supervisó la forma del examen físico de Juana y presentó los hallazgos a Carlos. 15
Fuentes
1 Ramos Quiñones, J.M (2012), Juana de Arco, la espada de Dios, Clío, n° 38, disponible en http://clio.rediris.es/n38/articulos/Juana_de_Arco.pdf [09/05/20]
2 Rank, Melissa y Michael (2016), Las mujeres más poderosas de la Edad Media: reinas, santas y asesinas. De Teodora a Isabel Tudor, Babelcube Inc., disponible en https://play.google.com/store/books/details?id=VR7nCwAAQBAJ [09/05/20]
3 Valcárcel, I. (2005), Mujeres de armas tomar, EDAF, disponible en https://books.google.com.mx/books?id=_krYgYBk0PcC&lpg=PA1&pg=PA1#v=onepage&q&f=false [09/05/20]
4 Ídem.
5 Ramos Quiñones, J.M (2012)
6 Rank, Melissa y Michael (2016)
7 Wesley Richey, S. (2003), Joan of Arc: The Warrior Saint, Greenwood Publishing Group, disponible en https://books.google.com.mx/books?id=YJsMaEvgZzUC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false [10/05/20]
8 Ídem.
9 Pernoud, R. y Clin, N.V, (1999), Joan of Arc: Her story, Palgrave Macmillan, disponible en https://books.google.com.mx/books?id=rwNkZ6j0MawC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false [12/05/20]
10 Ídem.
11 Ídem.
12 Goldstone, N., (2012), The Maid and the Queen: The Secret History of Joan of Arc, Penguin, disponible en https://books.google.com.mx/books?id=wvTo0fIuBIUC&lpg=PA1&pg=PT109#v=onepage&q&f=false [12/05/20]
13 Barrett, W.P (1932), The Trial of Jeanne d'Arc, Gotham House, Medieval Sourcebook, Fordham University, disponible en https://sourcebooks.fordham.edu/basis/joanofarc-trial.asp [12/05/20]
14 Goldstone, N., (2012)
15 Ídem.
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