Para diciembre de 1546, la salud del rey Enrique fallaba, y en sus últimas horas, Enrique se preocupó por el futuro de su reino. El príncipe Eduardo tenía sólo 9 años de edad, y faltaban por lo menos seis años antes de que pudiera gobernar por sí mismo. Ante el temor de que su hijo se convirtiera en el peón de las poderosas facciones políticas, Enrique redacto un testamento especificando que Inglaterra debía ser gobernada por un Consejo de Regencia, donde todos poseían la misma autoridad. Eventualmente, sin embargo, murió el 28 de enero 1547 en el Palacio de Whitehall. Fue enterrado junto a Jane Seymour, la madre de Eduardo.
El reinado de Eduardo VI comenzó con el joven rey firmemente bajo el pulgar de su tío. El Lord Protector, Edward Seymour, era un hombre serio, con un fuerte deseo de mejorar la condición de los pobres, pero su sentido inquebrantable de que él siempre tenía razón le hizo ganar muchos enemigos. Su método de tratar con el rey era mantenerlo en una escasez de dinero y prohibirle cualquier actividad que podría tentar a un niño a la frivolidad o la extravagancia. Mientras tanto, Seymour llevaba bien el negocio de gobernar Inglaterra, con muy pocos recursos en el Consejo Real. El Lord Protector enfrentó serios desafíos. El rey Enrique había dejado la corona desesperadamente escasa de fondos. El reino fue dividido en cuanto a la religión, con algunos protestantes extremos presionando por reformas radicales, mientras que muchas personas todavía se aferraban obstinadamente a sus tradiciones católicas. Además de estos problemas internos, estaba el temor constante de que los gobernantes católicos de Europa suplantaran al joven rey protestante con un monarca católico (en la persona de su hermana mayor, María). Tal vez el problema más apremiante que enfrento Edward Seymour fue la hostilidad de Escocia. No había habido problemas con los escoceses desde principios de los años 1540 cuando el rey Enrique VIII había propuesto que el príncipe Eduardo se desposara con la infanta María, reina de Escocia.
El rey Eduardo con su tío
Edward Seymour nunca fue verdaderamente seguro en su papel como Lord Protector. Había un montón de hombres de la corte ansioso por desafiar su derecho de dominar al joven rey y el más peligroso de todos fue su hermano menor, Thomas Seymour. Thomas era apuesto, elegante y extravagante. Él también estaba dispuesto a jugar a algunas maniobras muy peligrosas en su lucha por obtener el control sobre el rey. Soborno a John Fowler, uno de los sirvientes de Eduardo, y se las arregló para pasar de contrabando regalos de dinero a su sobrino real. Thomas esperaba que estos regalos ganarían el favor de Eduardo, pero el rey se mantuvo leal al Lord Protector, negándose a firmar un documento aceptando un protectorado conjunta de sus dos tíos.
Thomas Seymour
Thomas Seymour también estaba buscando otros medios para perseguir su ambición. En 1547 se casó con la viuda del difunto rey Enrique, Catalina Parr, adquiriendo una gran riqueza y prestigio, así como también acceso a la hermana del rey, Elizabeth (de trece años), que se alojaba en Chelsea. El intento más desesperado de Thomas Seymour por el poder llegó en enero de 1549, cuando intentó secuestrar al rey Eduardo. Usando una llave duplicada, Thomas entró en los aposentos del rey en Hampton Court acompañado por un pequeño grupo de hombres armados. Él procedió a abrir la puerta del dormitorio de Eduardo, donde fue confrontado por spaniel del rey.
Frente a un perro ladrando salvajemente, Thomas sacó su arma y arremetió contra la mascota real, aterrando al rey Eduardo y alertando a la guardia. El hecho fue denunciado ante el Consejo Real, quien se encargo de que Thomas fuera enviado a la Torre. En el juicio posterior, muchos de los planes de Thomas fueron expuestos y fue decapitado por traición en marzo de 1549.
John Dudley
La otra gran espina en el costado del Lord Protector era John Dudley, duque de Northumberland. En 1552, Dudley finalmente logró deshacerse de su rival, arrestando a Seymour, quien fue decapitado en enero de 1552. Eduardo registro la muerte de su tío en su Crónica con palabras frías. En octubre de 1549, John Dudley asumió el título de Lord Presidente del Consejo Real. Para entonces, a sus doce años el rey Eduardo estaba tomando un gran interés en los asuntos de su reino. Relajando el estricto régimen impuesto por el tío de Eduardo, él puso a disposición del rey una sucesión de golosinas, que incluye espectaculares exhibiciones militares y torneos.
Al mismo tiempo, comenzó a consultar a Eduardo en los asuntos de Estado, aumentando gradualmente el alcance de la participación real. Por el momento Eduardo tenía 14 años. Con el pleno apoyo del rey, Dudley empuja hacia adelante la reforma religiosa. Se les ordeno a los sacerdotes que se deshicieran de todas las "imágenes idólatras y libros supersticiosos", el clero ya no estaban obligado a ser célibe y la misa católica fue suprimida con eficacia. Para el final del reinado de Eduardo, la Iglesia inglesa era inequívocamente protestante.
La salud del príncipe
En la primavera de 1552, Eduardo ya tenía 14 años y estaba desesperado por asumir más poder. Una de las medidas que estaba dispuesto a presentar fue la creación de instituciones de beneficencia para los pobres.
Luego, a principios de abril, Eduardo sufrió un ataque de sarampión, que pudo haber sido combinado con viruela. Al principio parecía que se había recuperado completamente, tomando parte en una serie de ceremonias y entretenimientos, antes de salir en un progreso real en junio. Los consejeros del rey habían organizado una apretada agenda por el sur-oeste del país, que combina las funciones oficiales con banquetes y cacerías, y en agosto Eduardo estaba agotado.
A mediados de septiembre, el rey por fin fue persuadido de regresar a Windsor donde un médico le diagnosticó tuberculosis, una enfermedad de los pulmones para la cual no había cura en aquel entonces. Impotente para ayudar a su paciente real, el médico simplemente recomendó al rey que descansara. En los próximos meses, la condición del rey empeoro constantemente. En su cumpleaños 15° estaba tosiendo sangre. En Navidad fue sacudido por ataques violentos de fiebre.
Dudley estaba preocupado por su futuro. Reconoció que la muerte de Eduardo traería a la católica María al trono, con consecuencias nefastas para los protestantes, pero se decidió a actuar como si no hubiera nada de malo. Los rumores de la enfermedad de Eduardo se estaban extendiendo y su hermana María decidió visitarlo. María se sorprendió al ver lo mucho que había cambiado.
Dudley estaba jugando un juego desesperado para tratar de garantizar su supervivencia personal. Si María o Elizabeth iban a suceder en el trono a Eduardo, su poder sería destruido. Pero si podía convencer al rey para nombrar a un candidato de su elección. El candidato de Dudley para el trono inglés era Lady Jane Grey, sobrina nieta de Enrique VIII y prima de Eduardo. Ella era hija de Frances Brandon, quien a su vez era hija de María Tudor, la hermana menor de Enrique VIII. Ella era tranquila, estudiosa y fervientemente protestante. El 25 de mayo de 1553 se caso con Guilford, hijo de John Dudley. Era la cuarta en la linea de sucesión, pues su madre había renuciado a su derecho al trono. Dudley convenció al rey Eduardo de que sus hermanas fueran declaradas bastardas. Aparte, el difunto rey Enrique jamás revoco el acta que declaro ilegitimas a ambas princesas. Por lo tanto, lady Jane quedo como heredera. Aquello era conveniente para Dudley, ya que su hijo sería el consorte de la reina.
Muerte
Con respecto a la muerte del rey Eduardo, se creyó que este había sido envenenado por Northumberland. Hay una historia acerca de que, con indiferencia por el bienestar del rey Eduardo, Dudley despidió a sus médicos y empleó a una curandera, que dio a su paciente una mezcla de arsénico que lo mantendría con vida el tiempo suficiente para que Dudley para completara sus maquinaciones.
Eduardo en su lecho de muerte
El rey estaba sufriendo agonías debido al arsénico. Su cuerpo se había hinchado como un globo, su piel había empezado a volverse negra y los dedos de sus manos y pies estaban carcomidos por la gangrena. Cada aliento le causaba dolor y apenas podía hablar. El 6 de julio de 1553 Eduardo pronunció su última oración y falleció, en el palacio de Greenwich. Tenía solo quince años.
Lady Jane Grey lo sucedió en el trono pero solo nueve días después esta fue destronada por la católica lady María, quien era muy popular entre el pueblo. Dudley fue decapitado por traición, al igual que su hijo Guildford y su nuera.
Fuente:
Bingham, Jane: The Tudors, Metro Books, New York.
Fraser, Antonia: Las Seis Esposas de Enrique VIII, Ediciones B, Barcelona, 2007.
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