Carlos V y Enrique VIII
El emperador llegó con un séquito de 2.000 cortesanos y 1.000 caballos a Dover, donde el rey lo esperó y le mostró sus naves, que el joven elogió mucho. Atravesaron Canterbury hasta Gravesend, y desde allí, fueron en barca a Greenwich, donde los aguardaba la reina.
El poder del emperador ya era imponente. Por el Tratado de Bruselas, Carlos V le asignó la tierra austríaca hereditaria de los Habsburgo a su hermano menor Fernando, que el año anterior se había casado con la hija del rey Luis de Hungría. Pero eso no hizo otra cosa que expandir la influencia de los Habsburgo. Pocos años más tarde, tras la muerte de su hermano político Luis II, el rey Fernando fue elegido rey de Hungría y Bohemia (aunque Hungría estaba en poder de los turcos). Otra muerte repentina —la del papa de la familia Médicis Leon X a fines de 1521— tuvo como consecuencia la elección del antiguo tutor Carlos, Adrián de Utrecht, como Adriano VI. Tras su breve reinado, la elección de un segundo Médicis, Clemente VII, en noviembre de 1523, no hizo nada para disminuir el ascendiente del emperador. Clemente VII fue descrito por el embajador imperial ante la Santa Sede como una perfecta criatura de Carlos V: "Tan grande es el poder de Vuestra Majestad, que podéis convertir las piedras en niños obedientes".
Carlos V
El emperador y su séquito se alojaron en el palacio de Bridewell, la nueva morada real que había comenzado a construir Enrique VIII en 1514 en el sur de Fleet Street, después del incendio de Westminster. Aunque como aún no había dormitorios adecuados, el emperador durmió en Blackfriars; se construyó una galería especial, recubierta de tapices, que comunicaba con el nuevo palacio. En Greenwich, adonde él llegó por río, los arcos triunfales contenían pareados que celebraban los títulos de ambos monarcas como defensores de la Cristiandad, uno como defensor de la fe (el título recientemente otorgado a Enrique por el Papa) y el otro de la Iglesia:
Carolus, Henricus, vivant defensor uterque Henricus fidei, Carolus ecclesiae
La cuestión de una cruzada conjunta contra los turcos, un deber religioso teóricamente apreciado por los monarcas cristianos, no podía descartarse sin duda, aunque como la propia reina Catalina expresó sucintamente a un español: "El rey de Francia es el mayor turco".
Enrique VIII
Después de la visita del emperador, el lenguaje de los ingleses, incluido el del cardenal Wolsey, hace evidente que la idea del matrimonio resultaba más atractiva con el paso del tiempo. Sobre todo el sueño de un nieto que gobernara toda Europa, "como Europa no había sido gobernada desde los tiempos de los romanos", sería "magnífica compensación" para Enrique VIII por su falta de un hijo varón. Ahora Enrique hablaba habitualmente de Carlos como su hijo, y fue especialmente afortunado que Carlos V no tuviera ningún padre vivo que compartiera con las pretensiones de Enrique. El 10 de mayo de 1522, por ejemplo, prometió hacer todo cuanto pudiera por Enrique VIII: "Tanto como un buen hijo debe hacer por un padre".
Esas demostraciones de familiaridad eran la fachada. El meollo del asunto lo había expresado Wolsey dos meses antes. Le dijo al embajador español, que lo transmitió, que el pueblo inglés debía considerar a Carlos V como "el heredero al trono de Inglaterra" si su propio rey no tenía un hijo varón. El 22 de marzo, Wolsey exclamó con teatralidad que esperaba antes de morir ver que el emperador tenía hijos (con la princesa María). Para fines de marzo, Wolsey instaba a los enviados españoles a asegurar al emperador que "nuestros corazones son suyos, y lo amamos no sólo a un viejo amigo y aliado, sino como al hijo y heredero de este reino".
Para la reina Catalina, el matrimonio imperial prometía mucho y no era amenazador. Sin duda no suscitaba el temor de la extinción nacional en su pecho. Eso era a causa no sólo de su sangre española, sino también de que se había hecho adulta en la firme creencia de que el matrimonio de una reina con un rey era una feliz unión. ¿Por qué no debía suceder lo mismo con María de Inglaterra y Carlos de España? Ni la reina ni el rey parecían haber prestado demasiada atención a la diferencia de edad de la pareja, aunque podría habérseles ocurrido que la necesidad práctica de Carlos V de un heredero haría el periodo de espera demasiado largo para el. el duodécimo cumpleaños de la princesa María (la edad mínima para la cohabitación, suponiendo que la muchacha estuviera lo suficientemente madura físicamente no se celebraría hasta febrero de 1528. La reina descartaba tales pensamientos en favor de educar a su hija para ser reina de España, como una vez Isabel la había educado a ella para que fuera reina de Inglaterra.
Wolsey
Esas demostraciones de familiaridad eran la fachada. El meollo del asunto lo había expresado Wolsey dos meses antes. Le dijo al embajador español, que lo transmitió, que el pueblo inglés debía considerar a Carlos V como "el heredero al trono de Inglaterra" si su propio rey no tenía un hijo varón. El 22 de marzo, Wolsey exclamó con teatralidad que esperaba antes de morir ver que el emperador tenía hijos (con la princesa María). Para fines de marzo, Wolsey instaba a los enviados españoles a asegurar al emperador que "nuestros corazones son suyos, y lo amamos no sólo a un viejo amigo y aliado, sino como al hijo y heredero de este reino".
Catalina de Aragón
Para la reina Catalina, el matrimonio imperial prometía mucho y no era amenazador. Sin duda no suscitaba el temor de la extinción nacional en su pecho. Eso era a causa no sólo de su sangre española, sino también de que se había hecho adulta en la firme creencia de que el matrimonio de una reina con un rey era una feliz unión. ¿Por qué no debía suceder lo mismo con María de Inglaterra y Carlos de España? Ni la reina ni el rey parecían haber prestado demasiada atención a la diferencia de edad de la pareja, aunque podría habérseles ocurrido que la necesidad práctica de Carlos V de un heredero haría el periodo de espera demasiado largo para el. el duodécimo cumpleaños de la princesa María (la edad mínima para la cohabitación, suponiendo que la muchacha estuviera lo suficientemente madura físicamente no se celebraría hasta febrero de 1528. La reina descartaba tales pensamientos en favor de educar a su hija para ser reina de España, como una vez Isabel la había educado a ella para que fuera reina de Inglaterra.
Bibliografia Fraser, Antonia: Las Seis Esposas de Enrique VIII, Ediciones B, Barcelona, 2007.
La reina española más hermosa que haya existido fue Isabel de Portugal, la esposa de Carlos V. Yo la he visto en retratos y su belleza es increíble,estre rey fue afortunado sin duda, en un momento en que España fue un gran imperio. Dio grandes dinastías España como los Borgia en Roma o los Borbón en la Casa Real. La historia de las naciones y los países es asombrosa.
ResponderEliminarTambién he leído que fue muy hermosa. ¿Conoces alguna descripción contemporánea de ella? Y luego como se trataba de una princesa portuguesa, debió haber sido una unión prometedora. Es cierto, que te sorprende todo lo que acontecía en aquel entonces. Me pregunto cual sería la perspectiva de la gente común.
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