Ana siempre se vio rodeada de pretendientes, pero estos son los que destacan (antes de que conociera al rey Enrique, claro).
James Butler
Retrato de Hans Holbein el Joven. Esta imagen esta en disputa, mientras que popularmente se asocia con el padre de Ana Bolena, Thomas, el historiador David Starkey cree que en realidad es la de James Butler, noveno conde de Ormonde.
La llamada de Ana Bolena a Inglaterra, hacia 1521, tuvo que ver con su matrimonio. Aunque por entonces tenía alrededor de veinte años, no había ninguna urgencia en casarla: solo las grandes herederas se casaban en la extrema juventud. Se trataba de resolver una compleja disputa sobre la herencia Butler-Ormonde promoviendo el matrimonio de James Butler con Ana Bolena.
Cuando murió el anciano lord Ormonde sin heredero en 1515, dejó a sus dos hijas, lady Margaret Boleyn y lady Anne St. Leger (por la cual probablemente Ana recibió su nombre de pila), como coherederas; pero el titulo en sí mismo fue reclamado por un primo lejano, sir Piers Butler, que se convirtió en el octavo conde. Como siempre, los derechos de las mujeres, es decir, los derechos de lady Margaret, que se consideraba que habían pasado a su hijo sir Thomas, eran un área confusa. En consecuencia, sir Thomas Bolena reclamó ciertas propiedades y de ningún modo había abandonado el título Ormonde mismo.
Como el hijo de sir Piers estaba en la corte inglesa y era aproximadamente de la misma edad que Ana Bolena, el matrimonio de los jóvenes prometía una solución equitativa; Ana Bolena aportaba sus derechos de herencia consigo como dote. En septiembre de 1520, el rey Enrique convino con el tío materno de Ana, Thomas Howard, entonces conde de Surrey, patrocinar la boda. Y sir Thomas Bolena, probablemente con cierto reparo, ya que su propia fortuna no se incrementaba de manera conmensurable, hizo volver a su hija de Francia. Mientras se resolvía el asunto del casamiento, Ana fue enviada a la casa de la reina Catalina como dama de honor.
El proyectado matrimonio Butler no prosperó. Posiblemente las innatas reticencias de sir Thomas Bolena, que aún esperaba asegurarse el condado de Ormonde para sí, fueran las responsables del fracaso.
Henry Percy
Henry Percy, sexto conde de Northumberland
La relación romántica de Ana Bolena con el joven lord Percy merece un estudio más atento. Henry Percy era el heredero de grandes propiedades y de un nombre antiguo: su padre era el magnate del norte conocido como Henry el Magnífico, quinto conde de Northumberland. Cuando el joven tenía alrededor de catorce años, se había hablado de su compromiso con lady Mary Talbot, la hija del conde de Shrewsbury, pero, al parecer, se habían abandonado esas negociaciones. Como solía ser costumbre con los jóvenes lores, en esos momentos se estaba educando en el sur, en casa del cardenal Wolsey. Lord Percy tendría por entonces veinte años.
Según Cavendish, Percy empezó a ir a la cámara de la reina "para su recreación" y terminó profundamente enamorado de Ana, un afecto al que ella correspondía. "Creció tal amor secreto entre ellos que al fin estuvieron asegurados juntos" (es decir, quedaron ligados por una promesa de matrimonio o un precontrato). También, según Cavendish, el cardenal Wolsey puso fin al romance —de ahí el posterior odio de Ana Bolena hacia Wolsey— a petición del rey (cuyo motivo, se dijo, eran sus propias intenciones depredatorias en esa dirección).
Escena de la película "Anne of the Thousands Days"
Lord Percy defendió con valentía su elección, mencionando el "noble parentesco" y la ascendencia real de Ana, a la vez que insistía en que era libre de hacer sus votos "donde mi fantasía me lo indica". Finalmente, mencionaba que "en este asunto he ido tan lejos ante muchos dignos testigos que no sé como refrenarme o descargar mi conciencia". No obstante, se envió a buscar a lord Northumberland. Tuvo lugar un cónclave secreto con el cardenal, al final del cual el cardenal pidió "una copa de vino". Lord Percy recibió un furioso sermón paterno, se rescato en 1522 el compromiso con lady Mary Talbot y, a comienzos de 1524, él se casó obedientemente con ella.
Si bien Cavendish se equivocaba al atribuir el interés sensual del rey su oposición a la pareja (1522 es demasiado temprano para eso), parece probable que Enrique, y Wolsey, se opusiera porque era contrario al matrimonio Butler-Bolena que por entonces estaban auspiciando. De todos modos, lo realmente importante en el relato de Cavendish es la sugerencia de un precontrato: estaban "asegurando juntos". Hay otra prueba de que tuvo lugar algo por el estilo. El matrimonio de lord Percy con lady Mary Talbot fue, tal vez previsiblemente, infeliz; según ella, su esposo le dijo en 1532 que había un precontrato con Ana Bolena (lo que hubiera invalidado su propio matrimonio). Como veremos, había cierto nerviosismo oficial en cuanto a la situación matrimonial de Ana Bolena en los difíciles primeros años de su relación con Enrique VIII —¿tenía ella o no un precontrato?— que se entiende más en el contexto de su romance con lord Percy.
No importa que lord Percy mismo jurara solemnemente en sentido contrario en 1536 ante testigos augustos, incluidos los arzobispos de Canterbury y York; "El mismo {el juramento} que sea para mi condena si existió alguna vez un contrato o promesa de matrimonio entre ella y yo", declaró, y a continuación tomó el sacramento.
Esos tiempos turbulentos era muy diferentes de la época tranquila de comienzos de la segunda década del siglo XVI; el coqueteo con una bonita dama de honor, acompañado tal vez de una promesa de matrimonio, se había transformado en algo más serio y que podía tener consecuencias mucho más alarmantes. Se le debe perdonar a Percy por su blasfemia bajo coacción, como muy probablemente lo fue.
Ana Bolena no se quedó embarazada de Henry Percy y, si se tienen en cuenta las posibilidades, no se consumó su relación. Pero tal vez avanzara mucho hacia la consumación y sin duda existió alguna clase de compromiso de matrimonio, ya que las promesas o los abrazos se produjeron primero. De modo que, sea cual sea la verdad de sus intimidades, la relación con Percy debe hacernos contemplar a Ana Bolena como a una joven considerablemente decidida para la época, así como de cierta útil reserva.
Thomas Wyatt
Thomas Wyatt
La relación prematrimonial de Ana Bolena con sir Thomas Wyatt es un asunto más nebuloso. Hay indicios en la poesía de el (cuyo significado ha sido debatido acaloradamente) pero ninguna prueba sólida en cuanto a su naturaleza exacta, más allá del hecho de que Wyatt estuvo brevemente encarcelado en la Torre en la época de la caída de Ana, pero no perdió luego el favor del rey. El nieto de Wyatt, George, escribió una biografía exculpadora de Ana en la última década del siglo XVI, durante el reinado de la hija de ésta. Según la biografía, Wyatt se enamoró de Ana cuando ella regresó de Francia, atraído primero por "la repentina aparición de esa nueva beldad" y luego aun más encantado con "el hablar ingenioso y agradable" de ella. Pero la familia Wyatt vivía en Kent, no lejos de Hever, y es posible que Wyatt conociera a Ana de niña: él tenía uno o dos años menos que ella, aproximadamente la misma edad que los otros "pretendientes" de Ana, lord James Butler y lord Henry Percy.
Thomas Wyatt observando a Ana Bolena, escena de The Tudors
Pero Wyatt, en la época de su relación con Ana —poco antes de que él se marchara al extranjero—, ya estaba casado. Aunque se había separado de la esposa, aún no era una pareja elegible. Fuera cual fuese la intensidad del romance entre ambos, pertenecía a la tradición del amor cortesano, de poéticas declaraciones ardientes, no al mundo más material del mercado matrimonial. Un flirteo cortesano era también algo muy alejado de una pasión recíproca y más todavía de un asunto serio.
Thomas Wyatt escribiendo desde la Torre de Londres
Una vez caída Ana Bolena, su reputación quedó en manos de todos. Se le hacían las acusaciones más groseras; la idea de una relación sexual con Wyatt tanto antes como durante su matrimonio resultaba demasiado atractiva para sus acusadores. Pero donde la poesía de Wyatt puede vincularse definitivamente con Ana Bolena, habla de amor pasado y de sufrimiento pasado, no de consumación. En 1532, por ejemplo, acompañando a Enrique VIII y Ana Bolena a Francia, Wyatt se refirió a sí mismo como si hubiera "escapado al fuego" que lo quemaba:
Y ahora sigo las brasas muertas
de Dover a Calais contra mi voluntad...
Un poema escrito más tarde en su vida (después de la muerte de Ana) a su nuevo amor "Phyllis" describía como él se "abstuvo" de "aquella que llevó a nuestro país a la turbulencia" y a la que llamaba "Morena":
La sincera alegría de Phyllis tiene el lugar
que tenía Morena: lo tiene y siempre lo tendrá.
En el poema más celebrado de Wyatt asociado con Ana Bolena —un soneto petrarquesco— él se aparta de la relación por temor a un augusto rival y advierte a los otros del inútil propósito:
Quien quiera cazar, sé dónde hay una cierva,
Excepto para mí, ¡ay! Pues no volveré a cazar.
Tan frívolo trabajo me ha cansado tanto,
Que de todos los cazadores soy el que más lejos ha llegado tras la presa.
Aunque pudiese alcanzarla, de ningún modo mi agotado espíritu
Batiría a la cierva, ya que ella huiría
Desmayándome yo al seguirla. Por eso lo dejé y
Desde entonces intento atrapar el viento con una red.
A quien quiera cazarla puedo asegurarle
Que al igual que yo perderá su tiempo en vano.
Ya que grabado con diamantes en letras claras
Hay escrito, alrededor de su hermoso cuello,
“Noli me tangere”, pues del César soy,
Y difícil de capturar, aunque parezca mansa.
El poema narra la fascinación seguida de la retirada y es probable que así fuera la relación de Wyatt con Ana, con un flirteo intermedio para animar la vida en la corte. C.S Lewis ha descrito a Wyatt como "siempre enamorado de mujeres que le disgustan": la ingeniosa y provocativa Ana Bolena probablemente fuera una de ellas.
Bibliografia
Fraser, Antonia: Las Seis Esposas de Enrique VIII, Ediciones B, Barcelona, 2007.
Bibliografia
Fraser, Antonia: Las Seis Esposas de Enrique VIII, Ediciones B, Barcelona, 2007.
Fíjate yo leí un libro llamado "La ciudad escarlata" sobre la época del Renacimiento y más concretamente sobre la vida de uno de los Borgia, el más misterioso, el llamado "Infante Romano" el primer hijo bastardo de Lucrezia Borgia y a tenor del amor que le profesó al niño, concebido con su propio hermano César Borgia. Bueno, la verdad es que en este libro el ya adulto Giovanni Borgia está buscando los orígenes de su nacimiento, e intentando averiguar quien es su propio padre biológico, hasta que se da cuenta que es César y termina el libro, él conoce en Francia a Ana Bolena, y quedó deslumbrado por ella.
ResponderEliminarEl libro la menciona en un pasaje muy corto, donde el chico se admira de su frescura y desenvoltura, pero ella ya apuntaba a casarse con alguien muy importante, y apenas presta atención a Giovanni Borgia, quien la deja por imposible. Ana fue una mujer muy solicitada a pesar de su soltería tan longeva.
Debe ser muy interesante ese libro. ¿Crees que Lucrezia en realidad haya cometido incesto con su hermano? Pues es algo que queda como misterio. Pero me encanta el hecho de que combinen a un miembro de una familia tan intrigante como los Borgias con una mujer tan impresionante como Ana Bolena. De hecho, es por eso que dudo que haya nacido en 1501 pero aún así...Ella fue muy atractiva a pesar de no ser una belleza rubia como las que tan de moda estaban.
ResponderEliminarSí, la verdad que es un libro que yo he leído y está en forma epistolar, narrado en primera persona por Giovanni Borgia, al estilo de Philippa Gregory. La lectura es muy densa porque entremezcla muchos personajes, presente con pasado y había parrafos verdaderamente pesados, pero en cuanto apoyaban la paternidad y unían coincidencias tan agradables como la de Ana Bolena con la dinastía Borgia a una le dan ganas de seguir leyendo, tu sabes...es fascinante. Y bueno, quizá mi opinión te parezca osada, pero yo siempre he creído en las acusaciones de incesto entorno a los dos hermanos. La devoción de Cesare Borgia por Lucrezia iba más allá de lo normal, su obsesión con estar siempre a su lado. En cuanto él tenía que viajar lejos a la primera que iba a visitar al volver era a ella. Incluso viajaba en caballo durante horas solo para compartir con su hermana media hora o unos pocos minutos...y luego esa devoción también superestraña hacia ese sobrino bastardo que lo amó más que a su propia hija legítima y le dio todos sus títulos de ahí a que todos piensen que es su hijo biológico, además que lo reconoció en una bula abiertamente emitida por el papa....yo veo a Cesare & a Lucrezia como un hombre que una mujer que se enamoraron y la hermandad que compartían fue un obstáculo. Pero que cada uno hizo su vida sin más ¿qué podían hacer? Yo no creo en la teoría de que eran ángeles o demonios. Eran como Ana Bolena, personas de carne y hueso con ambiciones y con pasiones, virtudes y defectos que intentaron abrirse camino en el difícil siglo que les toco vivir y no vacilaban.
ResponderEliminarPhilippa escribe muy buenos libros. Tal vez se le fue la mano al retratar a Ana Bolena como una villana pero aún así esta muy padre. Pero si, es interesante como entrelazan a ambos personajes. Pues si en realidad hubo incesto, no creo que haya sido en forma inmoral como lo hacen ver los enemigos de los Borgia. Es verdad, pues no podemos decir que fueron personas malas o buenas porque todo ser humano tiene algo de cada una.
ResponderEliminarSí, mira por ejemplo con los Borgia yo veo que existen dos corrientes: quienes creen que fueron ángeles o demonios . Y ni lo uno ni lo otro, fue una familia que emergió al poder, éste les corrompió e hicieron lo que todo gobernante hubiera hecho. Igual que los Tudor , solo hay que mirar a Enrique VIII: cuando una mujer ya no le servía la derogaba y iba en busca de otra, y otra hasta que tuvo al ansiado hijo heredero. Ana Bolena igual , siempre quiso tener una posición alta, y fue reina. Lo hicieran bien y mal, son grandes personas de la historia que también harían cosas buenas.
ResponderEliminarAsí es, eran personas como cualquier otra nomas que poseían ambición. Esa es una duda que hay sobre Lucrecia. Hay quienes dicen que fue mala, buena o un simple peón de los Borgia. Con respecto a Ana, aún me pregunto que habría sido de ella si hubiera tenido un hijo varón y hubiese sobrevivido. No cabe duda de que hubiera sido una gran reina
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