29 may 2023

Moda victoriana: ropa de luto

El ejemplo de la reina Victoria tuvo gran influencia en la ropa de luto durante la segunda mitad del siglo XIX. Después de la muerte de su esposo, el príncipe Alberto, ocurrida el 14 de diciembre de 1861, Victoria se retiró de la vida pública. Después de un tiempo, abandonó el aislamiento, pero vistió de negro por el resto de su vida. Como menciona la revista The Delineator en su volumen 46 de 1895: "La Viuda Real de Inglaterra ha fijado las modas para todas las viudas de su reino y de América".

Fuente

Para los hombres, el luto de principios del siglo XIX se reducía a un brazalete negro en el brazo izquierdo, aunque los dolientes principales podían usar una faja de crepé negro y serpentinas de crepé en el sombrero de copa. Eran las mujeres y los niños quienes demostraban públicamente el dolor de la familia. Incluso había veces en las que las sábanas de los bebés eran bordadas con hilo negro. En 1860, la reina Victoria le reprochó a su hija, la princesa heredera de Prusia, por no haber puesto de luto a su bebé de cinco meses por la muerte de la abuela de su marido. 

Mourning dress, ca. 1874.
Gift of Mrs. W. H. Chamberlain, 1939.
Fuente.

Durante el período del primer luto, que para una viuda duraba un año y un día, el guardarropa se confeccionaba en color negro y con telas opacas, totalmente revestido de crepé mate sin relieve. El vestido se podía acentuar con un chal de cachemir negro, gorro con velo de crepé liso y guantes de cabritilla. Para los nueve meses de segundo luto, el ropaje era negro mate pero con menos crepé. Luego seguía un mínimo de tres meses de luto ordinario, en color negro pero con materiales más vivos como sedas estampadas, encajes, cintas o bordados negros. En los últimos seis meses de medio luto se emplearon telas grises, blancas, lavanda, violetas o malva. 

La duración del luto para las mujeres variaba: dos años y medio para el marido; un año para padres e hijos; seis meses para un hermano o hermana; y seis semanas para un primo hermano. A diferencia de las mujeres, los viudos podían casarse de nuevo tan pronto como quisieran. Se aconsejaba que se quitarán el brazalete para la boda, pero debían ponérselo de nuevo al día siguiente. Se esperaba que la nueva esposa se uniera igualmente al luto por su predecesora. 

Las normas para el luto eran muy estrictas. Por lo general se aconsejaba a los dolientes que, por motivo de buen gusto, no hicieran cambios en su atuendo en el primer día permitido. Antes del aumento de la mecanización en la industria de la confección, lo correcto era ponerse de luto hasta ocho días después del deceso. Ese era el tiempo que tomaba confeccionar un vestuario de luto, así que usarlo antes de los ocho días se consideraba de mal gusto, pues podía implicar que los dolientes habían anticipado el suceso.

For the Last Time, c. 1864, de Emily Mary Osborn. Fuente.

El duelo no se limitaba al ámbito familiar. Tras la muerte del príncipe Alberto, la corte se apegó a un protocolo de luto: las damas recibieron la indicación de usar vestidos de lana negra adornados con crepé, lino liso, zapatos negros, guantes y abanicos de crepé. En el castillo de Windsor, los sirvientes usaron brazaletes de crepé negro durante ocho años.

También se requerían complementos adecuados para el duelo, como pañuelos bordados en negro o violeta y sin adornos de encaje. Había una amplia gama de joyas de luto; el azabache era el más popular y se dejaba sin pulir para un acabado opaco. Se usaba mucho el esmalte blanco y negro engastado en oro y con inscripciones. Este material era empleado con frecuencia en joyas compuestas de cabello humano. Respecto a estas, el Libro para damas de Godey de 1860 dice: "El cabello es a la vez el más delicado y duradero de nuestros materiales y nos sobrevive como el amor".


Fuente:

Goldthorpe, Caroline (1988) From Queen to Empress: Victorian Dress 1837-1877. Disponible: https://archive.org/details/FromQueentoEmpressVictorianDress18371877/mode/2up

The Delineator. Vol. 46, No. 4, October, 1895. Disponible: https://digital.library.cornell.edu/catalog/hearth1891092_46_4

24 may 2023

Moda victoriana: vestir según la ocasión

Las damas victorianas de clase media alta y alta cambiaban su vestimenta varias veces al día. Estos sectores eran los únicos con el poder adquisitivo para seguir las tendencias en cuanto a ropa. Para darnos una idea, de acuerdo con un dato de 1867, un ajuar de lujo costaba 100 libras; según una encuesta de ese mismo año, casi el 88% de la población inglesa ganaba menos de 100 libras esterlinas al año.

Vestido de mañana

Este era un vestido "de casa" con un diseño simple; por lo general, mangas largas, escote alto y pocos adornos. Podía usarlo para cocinar o reunirse con su ama de llaves. Por lo general, los dobladillos de estos trajes eran cortos, apenas tocaban el suelo. El dobladillo del vestido podía ser corto, pero a menudo tocaba el suelo por delante y por los lados, con una cola de no más de quince centímetros en la espalda.

Vestido de mañana, ca. 1844. Purchase, Marcia Sand Bequest, in memory of her daughter, Tiger (Joan) Morse, 1979. Fuente

Aunque los vestidos de mañana estaban destinados a ser prendas cómodas, podían ser bastantes estructurados. En las décadas de 1850 y 1860, las faldas eran grandes, mientras que en los 70 y 80 se optó por una silueta esbelta. A finales de la era victoriana, muchas damas usaban batas de té sin corsé para estar en casa. Estas se usaban en el tocador, para el desayuno o las horas de ocio (en privado).

Vestido para pasear

En la década de 1860, surgieron vestidos de paseo con faldas más cortas que permitían mayor movilidad. La mayoría de los vestidos para caminar se realizaron sin cola, aunque en los 70 y 80 había unos con faldas que rozaban el sueño por el frente. Por atrás estaban arregladas con un drapeado abombado.

Vestido de paseo, ca. 1885-90. Gift of Mrs. Alan L. Corey Jr., Mrs. William T. Newbold, and Mrs. A.G. Paine, II, 1980. Fuente

Estos eran fabricados con telas más costosas (algodón, mohair, lana merino, seda, satén y cachemira). Las revistas de la época describen vestidos en tonos maíz, albaricoque, gris perla y violeta. Un manual de 1883 señalaba el negro como el color más favorecedor para la ropa de paseo.

Vestido de tarde

Estos vestidos (también destinados para las visitas) eran incluso más elaborados que los de paseo. Se caracterizaban por un escote más bajo y por llevar cola (si la visita era a pie, se desaconsejaba esto último). Cuanto más distinguida era la persona a la que se visitaba, más lujosa era la vestimenta. 

Vestido de cena

Este tipo de vestido era más formal que los anteriormente mencionados, pero no tanto como el de noche. Tenían una cola de hasta 10 pulgadas y mangas hasta el codo. Los escotes podían ser bajos, pero entre los 70 y los 80 estuvieron de moda los vestidos con cuello alto.

Vestido de cena, ca. 1876. Gift of Theodore Fischer Ells, 1975. Fuente.

Generalmente se confeccionaban con telas brillantes como el brocado de seda, satén o terciopelo. Eran adornados con cuentas de vidrio, encaje o flores.

Vestido de noche

Era el traje más espléndido del guardarropa. Sus mangas solían ser cortas y las colas medían hasta 65 pulgadas de largo. Entre 1837 y 1877, el estilo del vestido de noche fue semejante al de día, pero con dos diferencias importantes: las mangas eran más cortas y el escote era más pronunciado. Esto último no estuvo exento de críticas.

Fashion plate, published in "Le Monde Elégant" and "The Ladies Gazette of Fashion", England, ca. 1855-1868. Given by Colonel G. Morphew. Fuente.

A finales de la década de 1830, los hombros quedaban descubiertos, con un escote recto y en forma de corazón. Las pulseras y cintas para el cuello hechas de terciopelo se hicieron populares como accesorios para la noche. Los guantes eran esenciales para el atuendo de noche, pero había otros accesorios como el abanico o el ramo de flores. El cabello se adornaba también con flores, a menudo dispuestas en coronas. El propio vestido, fabricado con volantes, también era adornado con flores, encajes y cintas. A principios de 1860, el escote era casi cuadrado y con una curva profunda sobre los hombros. La cintura se volvió recta en lugar de puntiaguda.

A finales de 1870, The Ladies' Book of Etiquette escribía sobre los peligros para la salud de las damas que vestían vestidos ligeros, exponiéndose al frío de la noche.


Fuentes:

Goldthorpe, Caroline (1988) From Queen to Empress: Victorian Dress 1837-1877. Disponible: https://archive.org/details/FromQueentoEmpressVictorianDress18371877/mode/2up

Harris, Kristina (1999) Authentic Victorian fashion patterns: a complete lady’s wardrobe. Disponible: https://zlibrary.to/pdfs/authentic-victorian-fashion-patterns-a-complete-ladys-wardrobe-pdf

Matthews, Mimi (2018) A Victorian Lady's Guide to Fashion and Beauty. Disponible: https://es.scribd.com/book/444840685/A-Victorian-Lady-s-Guide-to-Fashion-and-Beauty


14 dic 2022

Moda española: el color negro

El traje español fue el más prestigioso durante el siglo XVI, aunque tenía influencias extranjeras. La corte borgoñona era uno de sus principales referentes, algo muy vinculado a las bodas entre los hijos de los Reyes Católicos con los hijos de Maximiliano de Austria y María de Borgoña. Cuando Carlos I llegó a España en 1516, vestía a la alemana; colores vivos, cuchilladas, capa tudesca y mangas amplias. 

Sin embargo, a partir de 1530, surge un nuevo estilo que combina distintos elementos, como el gusto por el negro de la corte borgoñona, que será identificado en Europa como español. El emperador Carlos puso de moda el color negro, tendencia que alcanza su apogeo durante el reinado de Felipe II. De esta manera, la vestimenta española se alejaba de la colorida moda musulmana, favoreciendo un sentido de identidad nacional. El uso de esta tonalidad tenía una connotación político-religiosa: acentuar el carácter nacional y contrarreformista.

Gracias al palo de Campeche, proveniente de América, se pudo obtener un colorante que daba como resultado un negro más oscuro y brillante, denominado "ala de cuervo". 

Durante los reinados de Carlos I y de Felipe II, la moda española fue la más distinguida e imitada. Con la decadencia del Imperio, se difundieron las modas de las monarquías rivales, Francia e Inglaterra. La leyenda negra identificaría esta moda con la opresión y oscuridad, ignorando el esplendor del Siglo de Oro español. Sin embargo, el negro poco tenía que ver con la austeridad, pues era un tinte muy costoso. Así que el traje español oscuro se convirtió en un símbolo de lujo y prestigio.


Fuente:

Albaladejo Martínez, María, "Vestido y contrarreforma en la corte de Felipe II: las virtudes del traje femenino español a través de la literatura de Trento". Universidad Católica de San Antonio. Disponible: https://digitum.um.es/digitum/bitstream/10201/35710/1/Vestido%20y%20contrarreforma%20en%20la%20corte%20de%20Felipe%20II.%20%20Las%20virtudes%20del%20traje%20femenino...%20.pdf

Velasco Molpeceres, Ana (2021) "Historia de la moda en España: De la mantilla al bikini". Los Libros de la Catarata. Disponible: https://es.scribd.com/book/501822865/Historia-de-la-moda-en-Espana-De-la-mantilla-al-bikini


13 dic 2022

El verdugo en la moda española

Detalle de "Banquete de Herodes" de Pedro García de Benabarre

El verdugo, de origen español, surgió en la segunda mitad del siglo XV, provocando un cambio radical en la vestimenta femenina. Consistía en una falda armada con aros que daba apariencia de cono. Su origen se atribuye a la reina Juana de Portugal, esposa de Enrique IV de Castilla, quien en 1468 quedó embarazada de su maestresala. Mediante una falda armada podría disimular su vientre abultado. Esto se menciona en la Crónica de Enrique IV. Este diseño fue imitado por el resto de damas nobles españolas.

Diseño que constituye el antecedente de los utilizados en los siglos XVI y XVII, llamados verdugado y después guardainfantes (este solo era ancho, sin forma de campana). También del verdugate italiano, el vertugade francés y el farthingale inglés.

Esta moda castellana, que pronto se extendió por Aragón, tuvo al principio una enorme oposición: en Valladolid, por ejemplo, fue prohibida bajo pena de excomunión. Sin embargo, llegó a ser muy popular y apareció muchas veces en las cuentas de Isabel la Católica. Hay constancia de que en 1476 recibió a los embajadores de Borgoña con un brial de brocado carmesí y verdugado de cetí verde. Esta moda decayó en 1490 y se recuperó en el reinado de Carlos I.

Tuvo distintas versiones entre 1468 y 1492. Los briales eran decorados con aros exteriores que iban cosidos sobre la falda; además de dar forma al vestido, servían como adorno, pues eran forrados. Eran estrechos en la cintura y el diámetro de los aros se iba ampliando hasta llegar al suelo. 


Fuente:

Descalzo Lorenzo, Amalia (2017) Vestirse a la moda en la España moderna. Vínculos de Historia, núm. 6. Disponible: https://vinculosdehistoria.com/index.php/vinculos/article/view/vdh.v0i6.271

Velasco Molpeceres, Ana (2021) Historia de la moda en España: De la mantilla al bikini. Los Libros de la Catarata. Disponible: https://es.scribd.com/book/501822865/Historia-de-la-moda-en-Espana-De-la-mantilla-al-bikini

Margarita de Austria



Nacida el 10 de enero del año 1480, en Bruselas. Fue hija del archiduque Maximiliano de Austria (más tarde Sacro Emperador Romano) y de María de Borgoña. Fue bautizada en la catedral de Santa Gúdula, nombrada como su abuelastra, Margarita de York.

Primeros años
El 27 de marzo de 1482 murió María de Borgoña debido a un accidente de caballo. En ese mismo año, el 23 de diciembre, se firmó el Tratado de Arras entre Maximiliano de Austria y Luis XI de Francia. Se acordó el compromiso de la archiduquesa Margarita con el delfín Carlos (futuro Carlos VIII). Al siguiente año, Margarita abandonó su hogar para ser educada en Francia. Su formación quedó bajo la tutela de Ana de Beaujeu, una dama formidable e inteligente que ejerció como regente durante la minoría de edad de su hermano. En su corte se criaron otras niñas aristócratas, como Luisa de Saboya. 

Margarita de Austria con su hermano, Felipe

Sin embargo, las circunstancias políticas cambiaron en 1488, cuando una niña de nombre Ana heredó el ducado de Bretaña. Este territorio había causado problemas a Francia en el pasado y se temía que el ducado cayera en manos de algún enemigo. Maximiliano de Austria, ahora Rey de Romanos, intentó casarse con Ana de Bretaña. Por su parte, la duquesa veía la necesidad de esta unión, a fin de que Maximiliano la protegiera ante las pretensiones de Francia. Se casaron por poderes en diciembre de 1490. Pero la regente Ana de Beaujeu convenció a Carlos VIII de que repudiará su compromiso con la archiduquesa y buscará un enlace con la duquesa de Bretaña. En 1491, Francia invadió Bretaña, obligando a la duquesa a casarse con Carlos, anulando la unión con Maximiliano.

Margarita de Austria, de Jean Hey

Margarita fue enviada al castillo de Melun, donde permaneció dos años en soledad y abandono. Escribió una carta a la regente, Ana de Beaujeu, solicitando que no alejen a su amiga (cuyo nombre se desconoce):
Mi señora y querida tía: 
Siento que puedo protestar ante vos como ante quien deposito alguna esperanza en relación a mi prima, a quien desean apartar de mí, es todo lo que me queda del pasado y cuando la haya perdido no sé que podría hacer. Por tanto os ruego que extendáis vuestra mano para que ella no sea alejada de mí por el gran sufrimiento que ello me produciría.
Fue hasta 1493, con la firma del tratado de Senlis, cuando Margarita pudo regresar con su familia. Maximiliano renunció a sus pretensiones sobre el ducado de Borgoña y Francia devolvió la dote de Margarita (que incluía el Franco-Condado, Artois, Charolais, y Noyers). Margarita pasó los siguientes años perfeccionando su educación y formando parte de las fiestas en la corte de su hermano, Felipe de Austria.

Princesa de Asturias y Gerona
Ante el creciente poder de Francia, Maximiliano y los Reyes Católicos se unieron ante un enemigo común. Se arregló una alianza doble: Margarita se casaría con el príncipe Juan, heredero de Isabel y Fernando; Felipe tomaría como esposa a la infanta Juana. Se acordó que ninguna de las novias llevaría dote, aunque recibirían un generoso estipendio de sus futuros esposos. El 5 de noviembre de 1495 tuvo lugar la boda por poderes entre Margarita y Juan.

Retrato de Felipe de Austria y Margarita, de Pieter van Coninxloo

Margarita partió a España a inicios de 1497. La misma flota que llevó a la infanta Juana a Países Bajos, conduciría a la archiduquesa a los reinos hispánicos. Fue un viaje difícil debido al mal tiempo. La tormenta estuvo a punto de hundir el barco. Se cuenta que Margarita escribió un mensaje, en caso de morir en el viaje:

Aquí yace Margarita
¡Infeliz ella!
pues, dos veces casada,
murió doncella

El 6 de marzo, llegó sana y salva a Santander. El casamiento tuvo lugar en abril en Burgos. Margarita causó una gran impresión en la corte castellana. Pedro Mártir de Anglería comparó su belleza con la de Venus. El mismo cronista hace referencia a la reacción que Margarita provocó en el príncipe: "Tan pronto como transcurren los días santos, nuestro mancebo, que arde en amor, consigue suplicante de sus padres que se le franquee el lecho conyugal". Su suegra, la reina Isabel, la colmó de regalos. Una fila de 120 mulas cargaban los presentes: vajillas, telas preciosas, vestidos, joyas, zapatos, abrigos, perfumes e instrumentos musicales. Las damas de su cortejo recibieron "360 varas de telas de seda para vestidos". 

El 13 de junio, los reyes y los príncipes se encontraban en Medina del Campo. Desde este lugar, Pedro Mártir de Anglería escribió al cardenal de Santa Cruz:
Preso en el amor de la doncella, ya está demasiado pálido nuestro joven príncipe. Los médicos, juntamente con el rey, aconsejan a la reina que alguna vez que otra aparte a Margarita del lado del príncipe, que los separe y les de treguas alegando que la cópula tan frecuente constituye un peligro para el príncipe, una y otra vez la ponen sobre aviso para que observe cómo se va quedando chupado y la tristeza de su porte; y anuncian a la reina que, a juicio suyo, se le pueden reblandecer las médulas y debilitar el estómago [...] Responde la reina que no es conveniente que los hombres separen a quienes Dios unió con el vínculo conyugal.
La lozanía de Margarita contrastaba con la fragilidad de su marido. Mientras los Reyes Católicos se encontraban en los festejos por el matrimonio de su hija mayor, Isabel de Aragón, con el rey de Portugal, recibieron la noticia de que Juan estaba enfermo. El rey Fernando viajó hasta Salamanca, donde se encontraban los príncipes. Cuando llegó, se encontró con que su hijo estaba agonizando; Juan de Aragón falleció el 4 de octubre. Dejó embarazada a su esposa, quien dio a luz a una niña que nació muerta. No volvió a concebir. Así terminó el breve y apasionado matrimonio de Margarita.

Maximiliano quería que su hija regresará a casa, mientras que Isabel y Fernando estaban interesados en que permaneciera en España. Temían que Margarita fuera casada con el nuevo rey de Francia, Luis XII. Además, Maximiliano no podía costear el viaje de regreso de manera que fuera seguro (cruzar por Francia no era opción). De esta manera, Margarita permaneció en España dos años más. Durante ese tiempo aprendió castellano. Un viajero informó que la escuchó hablar en un "español excelente" con el cardenal de Aragón, durante una visita de este en 1517. La reina de Inglaterra, Elizabeth de York, y su suegra, Margaret Beaufort, enviaron cartas pidiendo que Catalina aprendiera francés de su cuñada Margarita. 

Margarita partió de España a inicios de 1499. Su padre se encontraba en buenos términos con Luis XII, así que el viaje se hizo por tierra. La archiduquesa llegó a Gante el 4 de marzo de 1500. Poco después, el 24 de febrero, Juana dio a luz al futuro emperador Carlos V. Margarita actuó como madrina, junto con Margarita de York. 

Duquesa de Saboya
Margarita no estaba demasiado entusiasmada con un nuevo matrimonio, aunque expresó predilección por Filiberto de Saboya. El contrato de esponsales se firmó el 26 de septiembre de 1501. El archiduque Felipe le otorgó una dote de 300.000 monedas de oro, a cambio, Margarita tuvo que renunciar a su herencia materna. Tras haber estado destinada a ser reina de Francia y después reina de España, ahora se hallaba convertida en duquesa. Partió de Bruselas el 21 de octubre de 1501. 

En Bourg en Bresse, los duques fueron recibidos con júbilo. Margarita portaba la corona ducal sobre sus cabellos rubios. En los bordes de su vestido de terciopelo escarlata se habían bordado las armas de Saboya y las de Borgoña.

Margarita, como hábil política, fue mermando la influencia del medio hermano de su esposo, René. Consiguió que sus bienes fueran confiscados y que su acta de legitimación fuera revocada. Margarita era respetada por su marido y querida por la familia de este. Lamentablemente, Margarita volvió a adoptar el luto. Filiberto falleció el 10 de septiembre de 1504. Se dice que la duquesa estaba tan desconsolada que intentó arrojarse por una ventana. 


Regente de los Países Bajos
Felipe de Austria falleció en 1506. No solo era necesario que alguien se hiciera cargo del gobierno de Países Bajos, sino también de la tutela de los hijos de Juana y Felipe. En julio de 1507, Margarita entró a Malinas como gobernadora y regente en nombre de su sobrino Carlos. No era fácil gobernar Flandes, ya que no se trataba de un país homogéneo, sino un conjunto de diecisiete provincias.

La archiduquesa estableció su corte en Malinas, un lugar agradable que transformó en un verdadero centro cultural. La regente fue una destacada mecenas de las artes y reunió una amplia colección de pinturas y manuscritos. Erasmo fue una de tantas figuras excepcionales que residió en su corte. Era el ambiente apropiado para que sus sobrinos crecieran. Margarita no tuvo hijos propios, pero fue una verdadera madre para Carlos y sus hermanas. No solo cuidaba y supervisaba la educación de sus sobrinos. También recibía a distintos jóvenes en su corte. Una de esas jóvenes fue Ana Bolena, quien más tarde sería reina de Inglaterra.

Margarita era una gobernadora competente y con buen juicio. Tuvo una extensa correspondencia con su padre, por lo cual se mantenían informados uno al otro. Su encanto y diplomacia fueron de gran ayuda en su gobierno. Ella representaba la voz de la razón y la concordia. Recibía cartas de Francia, España e Inglaterra solicitando su intervención. Mantenía relaciones cordiales con este último país, incluso hubo rumores de que Margarita se casaría con el favorito de Enrique VIII, Charles Brandon. A sus treinta y cinco años, Margarita seguía siendo una mujer hermosa, elegante y de modales encantadores. 

Margarita se mostró preocupada por el futuro de sus sobrinas. Cuando María e Isabel escribieron a su tía para expresarle sus inquietudes respecto a sus matrimonios, Margarita transmitía estas quejas a su padre. El emperador respondió: "Escribís  que vuestras sobrinas e hijas Isabel y María han  sido mal servidas en sus matrimonios, lo cual nos  ha producido gran sorpresa ya que habíamos creído  y trabajado en estos matrimonios con Hungría y Dinamarca desde hace tiempo… Me gustaría saber  en qué y cuándo nos equivocamos…". Para el emperador, los sentimientos de sus nietas no eran tomados en cuenta. Margarita se opuso a la posible boda entre Leonor y el rey de Polonia o el de Francia, debido a la diferencia de edad. Tampoco estuvo muy de acuerdo con el enlace entre Isabel y el rey de Dinamarca.

En 1514, los Estados Generales le recordaron a Maximiliano que Carlos pronto cumpliría los quince años y propusieron cesar la regencia de Margarita. El emperador estuvo de acuerdo e hizo arreglos con el asesor de Carlos, Guillermo de Croy, señor de Chievres. Este hombre era hostil a Margarita y su política se inclinaba por Francia. El 8 de enero de 1515, Carlos pronunció un discurso en el que ni siquiera mencionó a su tía, quien había ejercido como regente durante ocho años. Margarita tuvo que soportar la ingratitud tanto de Carlos como de su padre. Para colmo, fue acusada de avaricia y lucro personal. El 20 de agosto de  1516, Margarita escribió un memorando en defensa  de su gobierno y administración, probando que no había gastado el dinero de su sobrino. Carlos reconoció públicamente que su tía no era culpable de ningún cargo de mala administración. 

Carlos de Austria partió hacia España en 1517. Ahora con más deberes encima, el joven monarca se dio cuenta de cuánto necesitaba a su tía. En julio de 1518, Carlos publicó un edicto en el que reconoce el buen gobierno de Margarita durante su minoría de edad, suplicando que continúe haciéndolo como antaño. La archiduquesa también intervino en conspiraciones que aseguraran el trono imperial a su sobrino. Con diálogo y sobornos, Carlos consiguió ceñirse la corona imperial en 1520.

La Paz de las Damas
El 24 de febrero de 1525 tuvo lugar la batalla de Pavía entre las tropas de Carlos V y las de Francisco I de Francia. Fue una victoria para el Imperio, pues además el rey de Francia había caído prisionero. En enero de 1526 se llegó a un acuerdo; Francisco se casaría con la hermana mayor del emperador, Leonor, quien aportaría una dote de 200.000 coronas de oro y las tierras de Maçon, Auxierre y Bar sur Seine.El rey francés renunciaría a todo derecho sobre Nápoles, Génova, Milán y Asti. También al ducado de Borgoña, que Carlos consideraba su legítima herencia. Como garantía, Francisco debía enviar a sus dos hijos como rehenes. Sin embargo, el rey francés no tenía intención de cumplir con el acuerdo. Las guerras entre el emperador y Francisco resultaban desgastantes para sus respectivos países. Y ninguno de ellos parecía llegar a un entendimiento. Es entonces cuando intervienen dos damas: Margarita de Austria y Luisa de Saboya, madre de Francisco I.

Luisa envió a su secretario, Gilberto Bayard, a la corte de Malinas. Más tarde Luisa envió la propuesta por parte de Francia y Margarita la comunicó al emperador.

La Paz de Cambrai representada por Francisco Jover y Casanova

Se reunieron el 5 de agosto de 1529 en Cambrai. Mediante el acuerdo al que llegaron, Carlos debía renunciar al ducado de Borgoña y Francisco a Milán, Génova, Nápoles y al vasallaje de Artois y Flandes. El rescate de los hijos de Francisco I se fijó en dos millones de escudos de oro. Y contraería matrimonio con Leonor de Austria. 

Últimos años
Después de tantos años de gobierno, Margarita ya se mostraba cansada. En 1527, escribió a la superiora de un convento en Brujas, anunciando su intención de ingresar. El 15 de noviembre de 1530, la regente no se encontraba bien. Ese día, Margarita se cortó el pie con un trozo de vidrio. Parecía un corte superficial, pero luego se infectó y se habló de cortarle la pierna. El 30 de noviembre, con el fin de operarla, le suministraron una dosis de opio. Fue una cantidad tan grande que ya no despertó.


Antes de morir, Margarita redactó una carta en la que nombra heredero universal a su sobrino Carlos y le recomienda que haga las paces con Francia e Inglaterra. Semanas más tarde, sus restos fueron llevados a la iglesia de San Pedro y San Pablo. Su protegido, el humanista Cornelio Agrippa, leyó el sermón durante la misa. La muerte de la archiduquesa afectó el ánimo del emperador, quien ahora se veía privado de quien no solo fue su mejor consejera, sino también lo más cercano a una madre. Hasta dos después, sus restos fueron llevados al mausoleo de Brou, encargado por ella misma años antes. Fue sepultada junto al duque de Saboya.


Fuentes
García García, Bernardo J. «Margarita de Austria» en Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico electrónico, https://dbe.rah.es/biografias/11268/margarita-de-austria

Márquez de la Plata, Vicenta (2019) Las damas más inteligentes del siglo XVI. Casiopea. Disponible: https://es.scribd.com/book/401304699/Las-damas-mas-inteligentes-del-siglo-XVI

Pérez Priego, M. (2014) "Historia y literatura en torno al príncipe D. Juan, la «Representación sobre el poder del Amor» de Juan del Encina", Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Disponible: https://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmctt6f4

Tupu Ylä-Anttila (2019), "Habsburg female regents in the early 16th century". Doctoral dissertation, University of Helsinki. Disponible: https://helda.helsinki.fi/bitstream/handle/10138/307398/HABSBURG.pdf?sequence=1&isAllowed=y


2 oct 2022

María de Toledo, Virreina de las Indias

Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, pero se sabe que fue alrededor de 1490. Su padre, Fernando Álvarez de Toledo, era Comendador mayor de León, señor de Villorias y Halconero mayor del rey Fernando II. Su madre fue María Rojas y Pereira.

María de Toledo era sobrina del segundo duque de Alba (quien a su vez era primo hermano de Fernando II). Fue el duque quien consiguió permiso real para que María se casará con Diego Colón en 1508. Tras el casamiento, el duque de Alba intercedió ante el rey por el esposo de su sobrina. En ese mismo año empiezan los famosos Pleitos Colombinos, por los cuales la familia de Cristóbal Colón reclamó los privilegios obtenidos por el descubridor, fallecido en 1506. Sin duda, la posición de Diego se vio fortalecida por su enlace con María Toledo; el 8 de agosto fue nombrado gobernador de las Indias por el rey Fernando, aunque sin título de virrey. El rey también agregó que el nombramiento sería durante "el tiempo que mi merced e voluntad fuere". Diego no quedó satisfecho, pues consideraba que el cargo le correspondía a perpetuidad, e inició un pleito contra la Corona que duraría toda su vida y sería continuado por su esposa. Fray Bartolomé de las Casas nos proporciona una descripción de Diego Colón, a quien conoció muy bien:

Fue persona de gran estatura, como su padre, gentil hombre y los miembros bien proporcionados, el rostro luengo y la cabeza empinada, y que representaba tener persona de señor y de autoridad. Era muy bien acondicionado y de buenas entrañas, más simple que recatado ni malicioso; medianamente bien hablado, devoto y temeroso de Dios y amigo de religiosos, de los de San Francisco en especial, como lo era su padre, aunque ninguno de otra orden se pudiera dél quejar y mucho menos los de Santo Domingo. Temía mucho de errar en la gobernación que tenía a su cargo; encomendábase mucho a Dios, suplicándole lo alumbrase para hacer lo que era obligado.
Diego Colón

Después del nombramiento, María viajó junto con su esposo al Nuevo Mundo, siendo una de las primeras personas de la alta nobleza que atravesaba el Atlántico. Iba acompañada por un grupo de damas, formando así una pequeña corte en la capital de las Indias; de hecho, ella se encargó de trasladar el boato de la corte castellana a las Indias. 

Partieron de Sanlúcar de Barrameda un 3 de junio de 1509 y llegaron al puerto de Santo Domingo el 9 de julio. En la flota viajaban sus tíos, Bartolomé y Diego, su hermano, Hernando, y su esposa. La llegada del nuevo gobernador fue recibida con grandes fiestas y alegría, pero días después, la ciudad fue azotada por un terrible huracán.

Una de las primeras acciones de Diego fue destituir a Nicolás Ovando como gobernador y a su gente. El 5 de mayo de 1511, Diego fue reconocido como virrey de las Indias. En 1515, Diego se vio obligado a viajar a Castilla, resultando una ausencia de cinco años,  “dejando a su mujer doña María de Toledo, matrona de gran merecimiento con dos hijas en esta isla. Entretanto, quedaron a su placer los jueces y oficiales, mandando y gozando de la isla, y no dejaron de hacer algunas molestias y desvergüenzas a la casa del Almirante, no teniendo miramiento en muchas cosas a la dignidad, persona y linaje de la dicha señora Doña María de Toledo”, cuenta Las Casas. No fue una tarea fácil, pues tuvo que enfrentarse a los partidarios del anterior gobernador, Ovando.

En 1518, María hizo un breve viaje a Sevilla, donde se reunió con su marido. En noviembre de 1519, bautizaron a su hija María en la parroquia del Salvador de Sevilla. De este matrimonio nacieron siete hijos: Felipa, María, Juana, Isabel, Luis, Cristóbal y Diego. En 1520, Diego Colón regresó a las Indias, pero tres años después el emperador Carlos lo obligó a regresar a España. 

Alcázar de Colón en Santo Domingo

Diego falleció en 1526. Su testamento fue abierto el 2 de mayo de ese año, en cual nombraba albacea a la virreina, a Juan de Villoria y al dominico fray Domingo de Betanzos. Además, su viuda quedaba como tutora de sus hijos y usufructuaria de los bienes. En 1530, María viajó a España con el fin de proseguir con los Pleitos iniciados por su marido. En los meses siguientes casó a su hija Isabel con Jorge de Portugal, quien contaba con el cargo vitalicio de alcaide de los Reales Alcázares y conde de Gelves. María permaneció catorce años en España, defendiendo los derechos de sus hijos. 

En 1536, las partes se sometieron al laudo dictado por el obispo García de Loaysa, presidente del Consejo de Indias, y de Gaspar de Montoya, Consejero de Castilla. Se confirmó el cargo de almirante a perpetuidad para los Colón, pero suprimiendo el de virrey y gobernador de las Indias. También se otorgó a perpetuidad el cargo de alguacil mayor de Santo Domingo. Se constituyó el señorío colombino con el marquesado de Jamaica (con jurisdicción en toda la isla) y el ducado de Veragua (con veinticinco leguas cuadradas en dicho territorio). Se concedieron 10.000 ducados en rentas anuales a los Colón y una renta anual de 500.000 maravedís a las hermanas del ahora almirante Luis Colón, María y Juana. Para el menor de los hermanos, Diego Colón, se otorgó el hábito en la Orden de Santiago y fue nombrado paje del futuro Felipe II.

Después de que se emitió el laudo, María se encargó de que los restos de su marido y su suegro fuesen trasladados a Santo Domingo. No está claro si le fueron entregados desde 1536 o si fue hasta 1544, cuando regresó a las Indias. Lo cierto es que ella realizó todos los trámites, con el fin de cumplir con las cláusulas del testamento de su esposo. La familia Colón obtuvo del rey una concesión de la capilla mayor de la Catedral de Santo Domingo para enterramiento perpetuo del descubridor y sus sucesores.

En 1544, después de catorce años, regresó a Santo Domingo, donde María encontró que su hacienda había sufrido robos. Murió el 11 de mayo 1549 en Santo Domingo. Fue enterrada en la capilla mayor de la catedral dominicana. Ordenó que su cuerpo fuera enterrado con el hábito de San Francisco y no en la misma sepultura de Diego, sino debajo de él, en el suelo de la capilla. Pidió una sepultura llana y sin fausto. 


Fuentes:

Arranz Márquez, L., María de Toledo y Rojas, en Real Academia de la Historia, disponible: https://dbe.rah.es/biografias/35548/maria-de-toledo-y-rojas

Marquez de la Plata, V. (2018) Damas ilustres en la historia de España, disponible: https://books.google.com.mx/books?id=GgmMDwAAQBAJ&lpg=PP1&dq=Vicenta%20M%C3%A1rquez%20de%20la%20Plata&pg=PP42#v=onepage&q&f=false

Maura, J. (2002) Adelantadas, virreinas y aventureras en los primeros años de la conquista de América, disponible: https://parnaseo.uv.es/Lemir/Revista/Revista6/Maura/Maura.htm