31 oct 2014

María de Aragón, reina consorte de Portugal



María es, para muchos, "la hija desconocida" de los Reyes Católicos. Ha estado bajo la sombra de sus hermanas, Juana y Catalina. Incluso es menos recordada que Juan, el príncipe que se llevó la esperanza de Castilla y Aragón a la tumba, o Isabel, la viuda que quiso ser monja y se vio obligada a sentarse en el trono de Portugal. Pero ahora toca conocer a María. 

Nacimiento
La penúltima hija de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón llegó al mundo el 29 de junio de 1482, en el Alcázar de los Reyes Cristianos, Córdoba. La única entre sus hermanos que nació en el reino de Aragón. Apenas empezaba la guerra de Granada y sus padres se desplazaban de un lado a otro. El parto anterior de la reina había sido sencillo. El de María resultó complicado; el embarazo era doble y el segundo bebé no logró sobrevivir (no está claro si era niña o varón).  
Se sabe que, durante las celebraciones por el nacimiento de María, tuvo lugar la primera corrida de toros documentada en Córdoba. El 7 de julio fue bautizada en la catedral de esa misma ciudad. 1

Infancia
En 1491 culmina la Reconquista. El 11 de abril, los reyes, acompañados por el príncipe y las infantas, marchan de Sevilla a Alcalá la Real. Fernando continúa con su ejército hacia Granada. El asedio duró ocho meses, hasta que en diciembre se convino la rendición de la plaza. En Alcalá la Real quedaban las infantas María y Catalina, custodiadas por Juan Chacón, Adelantado de Murcia. 2

La infanta comenzó sus estudios a los 6 años. Los reyes encargaron a su embajador, el conde de Tendilla, que obtuviese consentimiento del Papa para poder instruir a sus hijos con preceptores religiosos de su elección. El Papa Inocencio VIII concedió una bula fechada el 18 de enero de 1487. 3  

La reina Isabel supervisaba la formación religiosa e intelectual de sus hijos. En 1469, Fray Martín Alonso de Córdoba dedicó a Isabel el Jardín de las Nobles Doncellas, tratado en el que defiende la posición de la entonces princesa como heredera y la insta a convertirse en una reina virtuosa. Juan, como príncipe de Asturias, o Isabel, quien era la primogénita, recibieron una formación distinta, dada su cercanía al trono. No se esperaba que las infantas menores llegaran a gobernar algún día, por lo tanto fueron criadas para ser reinas consortes. Pero, en términos generales, todas recibieron una educación esmerada. Las hijas de Isabel la Católica eran consideradas las princesas más instruidas del Renacimiento.

En 1489 y 1490, María estuvo bajo la instrucción de fray Andrés de Miranda, el mismo maestro que enseñaba latín a Juana. A partir de 1493, María y Catalina compartieron clases con Alejandro Giraldino. 4

La reina Isabel la Católica, presidiendo la educación de sus hijos (1864) de Lozano Sirgo e Isidoro Santos

El De Institutione Christianae foeminae de Juan Luis Vives, dedicado a Catalina cuando ya era princesa de Inglaterra, propone como ejemplo de buena crianza la que la reina Isabel dio a sus hijas
«Todavía perdura hoy en día esa tendencia a la sobriedad entre las mujeres y se hace ostentación del celo en el trabajo al tiempo que se considera una vergüenza entre las damas de la más encumbrada alcurnia el hecho de que una mujer permanezca ociosa sin hacer nada. La reina Isabel, esposa de Fernando, quiso que sus cuatro hijas aprendieran a hilar, coser y bordar con soltura, dos de las cuales fueron reinas en Portugal, la tercera es la madre del rey Carlos, vemos que lo es de España, y la cuarta, esposa honorabilísima del rey Enrique, lo es de Inglaterra ... Por todos los rincones de esta tierra me cuentan, no sin elogios ni muestras de admiración, que Juana, esposa del rey Felipe, madre de nuestro don Carlos, respondía en latín al instante al que le hacía preguntas en esa lengua, según costumbre de los nuevos príncipes cuando van de pueblo en pueblo. Lo mismo comentan los británicos de su reina Catalina, hermana de Juana. Todo el mundo traslada los mismos elogios de las otras dos hermanas que murieron en Portugal.
La edad nuestra vio a aquellas cuatro hijas de la reina doña Isabel ... tener muy buenas letras ... Ningunas otras mujeres, en memoria de hombres, han sido ornadas de más limpia fama; ningunas de más pura castidad; ningunas más queridas de sus pueblos; ningunas más amadoras de sus maridos; ningunas a ellos más obedientes; ningunas con más cuidado guardaron a sí y a los suyos sin alguna mácula; a ninguna pareció más mal la fealdad y deshonestidad». 5
En 1498 permanecían con la reina Isabel sus dos hijas pequeñas: María y Catalina. Elaboraba sus vestidos Fernando de Torrijos, «sastre de las ynfantas mis fijas», recibiendo anualmente por su trabajo 12.000 maravedís de ración y quitación. La soberana comía a veces en privado con ellas. Juan Osorio, «servidor de plata», se encargaba de la composición del «plato de la Reyna nuestra sennora» (comida y cena), que consistía en perdices, gallinas cocidas, carnero asado, tocino y agujas. 6

Mientras se negociaba el casamiento de Catalina, los Reyes Católicos veían la posibilidad de un matrimonio entre María y el rey Jacobo de Escocia. Una alianza que no solo ayudaría a mantener la paz entre ambos reinos vecinos, sino que dejaría a Francia sin su aliado ancestral. 7 Los ingleses comentaban sobre un posible matrimonio entre el rey de Francia y María o Margarita (viuda del príncipe Juan de Aragón). Incluso, se menciona que el retrato de la infanta fue presentado al monarca. 8

Apariencia y personalidad
Según Francisco da Fonseca Benevides en Rainhas de Portugal: as mulheres que construíram a nação
María no era hermosa, a pesar de ser delgada en estatura, muy blanca y con una cara agradable. Sin embargo, su barbilla estaba algo retraída, lo que hacía que su rostro se viera desigual. Era poco risueña y muy devota. Coser, bordar y, principalmente, rezar eran sus principales ocupaciones. Y no faltó entretenimiento en la corte de D. Manuel en esta época. La corte portuguesa era entonces, sin duda, una de las más relucientes y brillantes. Si no existía la extrema galantería y el exquisito gusto artístico, que en Francia convirtió a la corte del rey Francisco I en la más ilustre y espléndida de Europa, esto se debió en parte a la diferencia de hábitos y costumbres de los dos pueblos (2011, p. 235) 9 
Detalle del tríptico de Jan Provost. 
Imagen completa en subtema "reina de Portugal"

Es descrita como una mujer de "buena estatura"; probablemente la más alta entre los hijos de los Reyes Católicos, lo cual es llamativo, tomando en cuenta que tanto Isabel como Fernando eran de mediana estatura. Era de ojos azules y cabello rubio rojizo, como su madre. María era una enemiga del ocio; cuando no bordaba, se dedicaba a la caridad. Fue una reina generosa, piadosa y simpatizante por los planes de reconquista de Tierra Santa. 

Matrimonio
La posibilidad de un matrimonio escocés se esfumó a finales de agosto de 1498, con la muerte de su hermana, Isabel. La difunta reina había dejado un hijo, Miguel de la Paz. Pero un hijo no era suficiente para asegurar la sucesión y menos para un rey nuevo. La alianza con Portugal era imprescindible y, para eso, María debía casarse con su cuñado. No era la primera vez que se hablaba de esta unión; tres años antes, cuando Manuel ascendió al trono, los Reyes Católicos le ofrecieron la mano de María, pero el rey luso prefirió a Isabel. 
Vidriera en la Capilla Alta de la Iglesia de Santa María de la Victoria (Monasterio de Batalha, Leiria, Portugal), posiblemente atribuido a Francisco Henriques, c. 1514-1518

Para Manuel era importante asegurar la sucesión, pues empezaban a crearse partidos que apoyaban a Jorge, duque de Coimbra (hijo bastardo de Juan II y a quien en su testamento el rey colocaba como heredero de don Manuel), y a Jaime, duque de Braganza (hijo de la hermana del rey y descendiente de Juan I). Por ello Manuel dio plenos poderes a Ruy de Sande el 22 de abril de 1500 para cerrar las capitulaciones. 10 El 20 de mayo de 1500 se firmaba el acuerdo. Los Reyes Católicos ofrecían una dote de 200.000 doblas, descontando de esta cantidad el valor de las joyas y la plata que la infanta llevaría consigo. Con la excepción de que, en todo caso, las joyas personales no podrían ser evaluadas en más de 10.000 doblas. Manuel daría en arras una cantidad equivalente a la tercera parte del valor de la dote y, además, confería a su esposa la condición de nacida en Portugal. Además, Isabel y Fernando se comprometieron a situar en Castilla, a favor de Manuel, 4.500 doblas anualmente. La infanta permaneció en Castilla a la espera de la dispensa que diera legitimidad a su compromiso. Las condiciones se ratificaron el 10 de septiembre. 11 

En agosto, a la edad de dieciocho años, la infanta se había casado por poderes en Granada. La ceremonia tuvo lugar sin festejos, pues apenas hace un mes había fallecido su sobrino, Miguel de la Paz. A pesar de ser trece años mayor, Manuel seguía siendo un hombre joven, galante, con alegres ojos verdes. A finales de septiembre, María viajó de Granada a Santa Fe con sus padres, donde pasaron una semana despidiéndose de la joven reina de Portugal. María fue recibida en la frontera por los altos dignatarios cerca de Moura. Manuel la esperaba en el Alcácer do Sal. 12

Después de las celebraciones por la boda, la pareja se trasladó al Castelo de São Jorge, en Lisboa. Manuel estaba rodeado de mujeres muy influyentes en la corte, empezando por su madre, Beatriz, duquesa de Viseu, quien también era tía abuela de María.  Las hermanas del rey, Isabel, duquesa viuda de Braganza y la reina viuda Leonor, esposa de Juan II, eran damas muy respetadas. De acuerdo con un relato de Ochoa Isasaga, embajador castellano, María fue recibida con afecto y respeto. 13

Reina de Portugal
Vidriera en la Capilla Alta de la Iglesia de Santa María de la Victoria (Monasterio de Batalha, Leiria, Portugal), atribuido a Francisco Henriques, c. 1510-1513. 

En noviembre de 1500, el diplomático entregó a la reina un juego de cartas, bien selladas, que los Reyes Católicos habían enviado a su hija. En esa ocasión, María estaba en compañía de su suegra, la duquesa de Braganza y muchas damas y caballeros, cuando Ochoa apareció en la puerta de la cámara. María se sintió aliviada al enterarse de la salud y el buen humor de sus padres. Así como María se preocupaba por sus padres, ellos también vigilaban los primeros pasos de su hija en la corte de Lisboa. Se enteraron de que estaba feliz y con una gran apariencia. Su esposo le regalaba joyas preciosas. Podemos imaginar a la joven reina vistiendo sus lujosos vestidos de fiesta, como aquel "negro y carmesí con muchas perlas"; o sus hermosas joyas, como el grueso collar de perlas con una cruz de diamantes, el collar de esmeraldas que forma dos letras M, iniciales de los nombres de María y Manuel, o el anillo de oro esmaltado con un gran diamante, este último ofrecido por el rey cuando se casó con ella en Alcácer. 14

María tenía damas portuguesas a su servicio, junto con otras que había traído de Castilla. Esto último causó una gran sensación en la corte, hasta el punto de que la marquesa de Vila Real y la baronesa de Alvito le pidieron a la reina que les mostrará a quienes, aparentemente, estaban despertando el interés de sus esposos. Maria estaba rodeada de las atenciones de la familia de su esposo y de toda la corte, hasta el punto de no tener siquiera la oportunidad de escribir a sus padres porque "continuamente tenía personas en su cámara de las que no podía prescindir". La reina y su suegra fueron muy ceremoniosas entre sí. Se saludaban con grandes reverencias y siempre querían ceder el paso la una a la otra. María había recibido una educación musical exquisita y compartió con su esposo el gusto por la música. 15


Tríptico de Nuestra Señora de la Misericordia, Jan Provost, c. 1515. 
Actualmente en Museo Nacional de Arte Antiguo, Lisboa. 
En la parte inferior del panel central se encuentran representados el rey Manuel, la reina María, su cuñada Leonor y posiblemente las hijas de los reyes, Isabel y Beatriz de Avis. Aparece también el Papa León X y varios representantes de la Iglesia.

Poco después de casarse con Maria, y aún sin tener hijos, Manuel decidió irse a África para hacer la guerra a los moros, en contra de la opinión de muchos miembros de su consejo, que no querían que el rey se fuera sin herederos. La reina mostró "gran descontento", quejándose de ello en las cartas a sus padres. Contrariamente a la idea de Manuel, María estaba al servicio de los intereses de los Reyes Católicos, que no acogieron con beneplácito la expansión de las conquistas portuguesas en Marruecos; pero también podría ser el entusiasmo de una joven recién casada que no quería perder la atención y el afecto de su esposo. María trató de disuadirlo del viaje, incluso llegó a decirle que deseaba que no se hubieran casado, para no tener que sufrir la separación. El rey decidió quedarse. 16
  1. Juan III, rey de Portugal (1502-1554)
  2. Isabel de Portugal (1503-1539), casada con su primo Carlos I de España, madre de Felipe II de España.
  3. Beatriz (1504-1538), casada con Carlos III de Saboya.
  4. Luis de Portugal, duque de Beja (1506-1555), casado secretamente con Violante Gómez (otras fuentes afirman que nunca hubo tal matrimonio entre ellos). 
  5. Fernando, duque de Guarda y Trancoso (1507-1534), casado con Guiomar Coutinho, condesa de Marialva.
  6. Alfonso de Portugal, Cardenal de Portugal (1509-1540).
  7. María (1511-1513)
  8. Enrique I, rey de Portugal (1512-1580).
  9. Eduardo de Portugal, IV duque de Guimarães (1515-1540), casado con Isabel de Braganza.
  10. Antonio (1516) 
Ya retirada y enferma en Medina del Campo, el 20 de diciembre de 1503, Isabel escribe una carta al General de los Jerónimos para comunicarle que la reina María, «está algun tanto mal dispuesta de mal de las tetas», por lo que le pide que dé licencia a fray Luis para que vaya a curarla, «por que yo le tengo por buen çirujano», y haciéndolo «me fareys mucho placer». 17

En 1506, tuvo lugar una matanza de judíos, y en esta ocasión el rey, aunque no simpatizaba con moros ni judíos, decidió impartir justicia. El 27 de mayo de 1506, Manuel hizo publicar una sentencia con duras sanciones contra el municipio de Lisboa, lugar donde se habían producido los hechos. Dos años más tarde, a ruegos de la reina María, el rey tuvo a bien perdonar al municipio y revocar la sentencia. 18

Hay otra anécdota sobre una viuda que recurrió a la reina para que sus deudas se redujeran y pudiera casar bien a sus hijas. María no solo pidió al rey que perdonara totalmente la deuda, sino que casó a las jóvenes a su costa e hizo mercedes a los que con ellas se casaron. 19
Cuando el rey terminaba alguna obra piadosa, María le pedía otra. Manuel se reía y decía "¿No he hecho estas cosas que me pediste?" Y la reina le respondía: "Los reyes nunca se cansan de hacer el bien".  Así como Manuel mandó construir el Monasterio de Santa María de Belém, María fundó el Monasterio de Berlengas, también entregado a la Orden de San Jerónimo. 20

De acuerdo con los cronistas, María fue todo lo que se esperaba de una madre, esposa y reina cristiana. La creencia más extendida respecto a la tercera hija de Isabel y Fernando es no tuvo influencia en la corte ni intervino en política. Sin embargo, María contaba con su propia cancillería y nombraba funcionarios en pueblos y ciudades. No hay que olvidar que, después de todo, María se había casado para actuar en favor de los intereses de sus padres. Por ejemplo, en 1504, los Reyes Católicos le pidieron a su hija que interviniera con su esposo para resolver los problemas en tierras fronterizas. Al año siguiente, le tocó a Manuel recurrir a su esposa, a fin de llegar a un acuerdo con su suegro después de la muerte de Isabel. 21

Afonso de Albuquerque, ubicado en Museo Nacional de Arte Antiguo, Lisboa.

La reina María escuchó los informes de las hazañas militares y los fantásticos viajes de los navegantes portugueses, y disfrutó de las riquezas que llegaban a Lisboa. Si el reinado de Manuel generalmente se asocia con las conquistas en el Océano Índico y las riquezas exóticas que provienen del Oriente, la verdad es que su principal objetivo político y militar era la derrota de los musulmanes, en el Mediterráneo, una empresa que solo sería exitosa con una alianza entre reyes cristianos. Manuel, persiguiendo el sueño de la gran cruzada, trató de organizar una expedición a Tierra Santa enviando embajadores a varias cortes europeas. María, que nació y vivió sus primeros años en medio de una guerra santa contra los moros de Granada, fue una gran defensora del proyecto imperial del rey de Portugal en Marruecos. 
Maria estuvo personalmente involucrada en la actividad diplomática de la Corona, escribiendo en 1505 a su embajador en Roma, para insistir con el Papa en la cuestión de la alianza de los príncipes cristianos contra los moros, naturalmente, encabezada por el rey, su esposo. En la misma ocasión, Maria también escribió una carta al Papa. 22

Las Leyendas de la India sugieren a la reina María como una mujer dotada de opinión y espacio para maniobras políticas, a diferencia de otras crónicas que la relegaron a los asuntos domésticos. Ella misma intercambió correspondencia con Afonso de Albuquerque y contrató barcos de armadores para viajar al Oriente. Similar a lo que siempre había observado en la corte de sus padres, la reina consorte de Portugal se mantenía al tanto de los problemas de gobierno. Por ejemplo, cuando Manuel decidió reemplazar a Afonso de Albuquerque en el gobierno de la India con Lopo Soares de Albergaria, la reina estaba profundamente disgustada y protestó fuertemente. 23

Pasó el tiempo, el Imperio se expandió, la ciudad floreció, personas de varios colores de piel se congregaban por las calles, donde los animales traídos de tierras lejanas, como monos, loros, elefantes e incluso un rinoceronte, causaron el mayor asombro y admiración. En ese momento, Lisboa tenía un carácter exótico que la distinguía de otras cortes europeas.

El Monólogo del vaquero, Roque Gameiro

A través de las ventanas y los balcones del palacio, llegó el olor del mar y el bullicio de los barcos. Los interiores eran lujosos, con muebles de madera tropical y ricos tapices ordenados desde Bruselas. Las noches en el palacio fueron animadas por música, bailes y presentaciones de Gil Vicente, muchas de ellas en castellano. De hecho, en parte debido a la dificultad de la reina para entender el portugués, la corte era bilingüe. 24

Muerte
María trajo al mundo diez hijos, demostrando una fuerza física que le permitió soportar los partos. Sin embargo, el último embarazo se complicó. Incluso, a finales de julio de 1516, la reina ya había hecho testamento. En septiembre, nació un niño que murió en menos de dos meses. Aunque sobrevivió al alumbramiento, la reina había quedado debilitada. Durante los seis meses posteriores al parto, sufrió una enfermedad a la que finalmente sucumbió el 7 de marzo de 1517.


La familia de Manuel I de Portugal en el Fons Vitae, Colijn de Coter, c. 1515-1517. Ubicado en Museu e Igreja da Misericórdia do Porto.

La reina dejó dinero para los monasterios, asignó un presupuesto para la dote de huérfanas y pagó el rescate de cautivos. Repartió sus joyas entre el príncipe y sus dos hijas. Insistió en que sus hijas debían casarse con hijos legítimos de reyes. De no encontrar un esposo adecuado para las infantas, era preferible que ingresaran al convento. Es muy probable que, al pedir esto, María estuviese pensando en el testamento de Juan II, en el cual pedía un matrimonio entre su hijo natural, Jorge de Lencastre y una de las hijas de Manuel.

Consternado por la muerte de su esposa, Manuel se retira al Monasterio de Penha Longa, donde permanece dos semanas. Luego fue a Xabregas, donde pasó una semana junto a la tumba de María, en el Monasterio de Madre de Deus, fundado por la reina viuda Leonor. Durante el reinado de su hijo, la tumba fue trasladada al Monasterio de los Jerónimos de Belém. 25

En una época donde los reyes mantenían amantes y bastardos, Manuel fue una excepción. Se mantuvo fiel a María, con quien forjó una relación de complicidad y respeto. Una unión por razones políticas en la que posiblemente, con el tiempo, nació el amor. 

María de Aragón no será la hija más famosa de Isabel y Fernando, ni la que vivió más años, pero no cabe duda que fue la más feliz.



Fuentes:
1 Bartolomé, P. 2017, "La reina de Portugal que nació en Córdoba"[en línea], El Día de Córdoba, 8 de enero, consultado el 31 de marzo de 2020, https://www.eldiadecordoba.es/cordoba/reina-Portugal-nacio-Cordoba_0_1097890210.html

2 Doussinague, J.M. 1962, "La corte de Isabel la Católica", Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, n°38, consultado el 1 de abril de 2020, https://www.racmyp.es/docs/anales/A38-6.pdf

3 Márquez de la Plata, V. 2012, El trágico destino de los hijos de los Reyes Católicos [en línea], Penguin Random House Grupo Editorial, España, consultado el 31 de marzo de 2020, https://books.google.com.mx/books?id=W2CnGXCqcCEC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false

4 Del Val Valdivieso, M.I, 2006, "Isabel la Católica y la educación", [en línea], Aragón en la Edad Media, n° 19, págs. 555-562, consultado el 31 de marzo de 2020 https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2245431

5 Ladero Quesada, M.A 2006, "Doña Juana, infanta y princesa"[en línea], Fundación Rafael del Pino, Doña Juana, Reina de Castilla, Marcial Pons Ediciones Jurídicas y Sociales, España, consultado el 31 de marzo de 2020, https://www.marcialpons.es/media/pdf/100787130.pdf

6 Domínguez Casas, R. 2017, "División de espacios hombres-mujeres en la Corte de los Reyes Católicos" [en línea], La(s) casa(s) en la Edad Moderna, Birriel Salcedo, M.M, Institución Fernando El Católico, España, consultado el 1 de abril de 2020, https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/36/03/07dominguez.pdf

7 "Spain: July 1498, 21-31," in Calendar of State Papers, Spain, Volume 1, 1485-1509, ed. G A Bergenroth (London: Her Majesty's Stationery Office, 1862), 167-180. British History Online, consultado el 2 de abril de 2020, http://www.british-history.ac.uk/cal-state-papers/spain/vol1/pp167-180


"Spain: August 1498," in Calendar of State Papers, Spain, Volume 1, 1485-1509, ed. G A Bergenroth (London: Her Majesty's Stationery Office, 1862), 180-195. British History Online, consultado el 2 de abril de 2020, http://www.british-history.ac.uk/cal-state-papers/spain/vol1/pp180-195 


9 Drummond Tapioca Neto, R. 2017, "Irmãs e rainhas: as filhas de Isabel I de Castela – Parte III: Maria de Aragão, rainha de Portugal", Rainhas Trágicas [Blog], 11 de octubre, consultado el 1 de abril de 2020, https://rainhastragicas.com/2017/10/11/maria-de-aragao-rainha-de-portugal/


10 Francisco Olmos, J.M. 2013, "Las bodas del príncipe Don Juan y la infanta Doña Isabel. Cuestión de estado y problema internacional (1475-1497)"[en línea], Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, tomo XVI, pág. 41-86, consultado el 1 de abril de 2020, https://www.ramhg.es/images/stories/pdf/anales/16_2013/07_de_francisco.pdf


11 Márquez de la Plata, Vicenta, 2012, op. cit.


12 Serrano, J.B. 2018 As Avis: As Grandes Rainhas que partilharam o trono de Portugal na segunda dinastia [en línea] Esfera dos Livros, Portugal, consultado el 1 de abril de 2020, https://docero.com.br/doc/e8x1s5

13 Ibídem
14 Ibídem
15 Ibídem
16 Ibídem

17 Domínguez Casas, R. 2017, op. cit.


18 Márquez de la Plata, Vicenta, 2012, op. cit.

19 Ibídem

20 Serrano, J.B. 2018, op. cit.

21 Ibídem
22 Ibídem
23 Ibídem
24 Ibídem
25 Ibídem

20 oct 2014

Amor y matrimonio en la época de los Tudor

La familia buscaba obtener prosperidad mediante un buen matrimonio. Los sentimientos no eran tomados en cuenta, pues el propósito principal de dichas bodas era la conveniencia política o económica. Hubo parejas que lograron vivir en armonía, incluso con afecto. Sin embargo, la felicidad pasaba a segundo plano cuando se concertaba una boda. 

En contradicción con lo que se acostumbraba en la época, Enrique VIII de Inglaterra se casó por afecto o pasión. El único matrimonio arreglado por razones políticas resulto un desastre. La abuela de Enrique, Margaret Beaufort, se casó a los doce años y, luego de dar a luz a su hijo, no volvió a concebir. Aunque los doce años fuera la edad mínima para casarse, se afirmaba que Margaret no volvió a concebir debido a su embarazo a tan temprana edad. 



La realización de un casamiento podía abarcar bastante tiempo para las negociaciones. El padre debía pagar una dote de acuerdo a su estatus social. Los padres de la novia también debían asegurarse de que su hija no quedara desamparada en caso de enviudar. Aunque esto no siempre se respetaba. Un ejemplo de ello es Catalina de Aragón, quien fue relegada tanto por su suegro como por su padre. 


La boda resultaba un asunto más simple que las negociaciones. Un enlace podía realizarse con la mera presencia de los contrayentes y testigos. El acto sexual entre dos personas también establecía cierto vínculo. Cuando Enrique VIII quiso contraer nupcias por segunda vez, requirió una dispensa papal para poder casarse con la hermana de una persona con la que había cohabitado (fuera en relación licita o ilícita). Los tribunales en tiempos de los Tudor podían llegar a ser una farsa, al igual que algunas de sus leyes. Días antes de la ejecución de su segunda esposa, Enrique se encargó de que su matrimonio con ella fuese anulado. Lo absurdo es que, aún con la anulación, el cargo de adulterio no se desestimó. 

Felipe de España y María Tudor


Las relaciones sexuales debían estar reservadas para la procreación, no para el placer. Respecto al asunto de las posturas sexuales, la aceptada era "el misionero". Pero la Iglesia empezó a mostrarse más flexible en este aspecto, especialmente cuando se trataba de un marido anciano o débil. Se consideraba peligroso que una mujer embarazada hiciera el amor en su estado. Tampoco podía hacerlo durante su menstruación, en domingo o durante Cuaresma. El sexo durante el día también era mal visto. 





El parto era la principal causa de muerte en mujeres de la época. Si tan sólo tres consortes de la dinastía Tudor (Isabel de York, Jane Seymour y Catalina Parr) murieron a causa del parto. Las aristócratas no amamantaban a sus hijos, sino que los entregaban a nodrizas. En muchas ocasiones, soberanos de distintas monarquías europeas se vieron en la estresante presión de concebir un heredero, preferiblemente varón, (y muchas veces no lo lograban, como en el caso de Luis XII, que tuvo que conformarse con que su primogénita fuera consorte), mientras que parejas aldenas sin ninguna fortuna concebían hasta diez hijos. Por lo general, los niños eran educados lejos de sus padres. El concepto de familia era muy diferente al que tenemos en la actualidad. La mortalidad infantil era alarmante. La muerte de un hijo, especialmente si era varón, suponía una gran pérdida. Cuando los nobles no llegaban a encariñarse demasiado con sus vástagos, lamentaban más la pérdida de un heredero o hijas casaderas que pudieron servir para aumentar el estatus familiar.

¿Ana Bolena era pelirroja?

Apenas hoy leí un artículo a favor de la idea de que Ana Bolena era de cabello castaño rojizo. Se sugiere que la reina Isabel I de Inglaterra le debía la cabellera roja a su madre. Pero hay que recordar que el pelo rojizo era un rasgo distintivo de los Tudor. Por otro lado, los Howard eran una familia donde abundaban las beldades rubias. También se ha dicho que Ana había heredado el cabello oscuro de su abuela paterna (quien era irlandesa). 

Hay un boceto que se atribuye a Ana Bolena, aunque la mujer tiene una papada hinchada que no coincide con los rasgos de Ana (¿podría haberse deformado su rostro debido al embarazo? Hay una pagina en la que leí que la dama del boceto en realidad era un miembro de la familia Wyatt. 

Boceto de Holbein

Pero lo que más peso tiene, son las descripciones de los contemporáneos. No creo que todos ellos se hayan puesto de acuerdo para "desacreditar" a una dama diciendo que era morena. El embajador veneciano me parece una de las fuentes más confiables, pues él si conoció a Ana en 1532. El embajador veneciano en la corte de Enrique VIII que conoció a Ana en 1532 escribió: "No es una de las mujeres más hermosas del mundo. Ella es de mediana estatura, de tez morena, largo cuello, boca ancha...". El hijo de uno de los admiradores de Ana, George Wyatt, describió su tez como poco blanquecina. 


En cuanto a descripciones más hostiles, una de ellas es la de Sander, quien fue el que propagó el rumor de que Ana tenía seis dedos. En cambio, el cardenal Wolsey solía llamarla "El cuervo de la noche". Si bien, esto podría referirse más que nada a su supuesta maldad para con él que al color de su cabello, también podría tomarse como referencia. En cuanto a sus ojos negros, son mucho más mencionados que la cabellera oscura. Los cronistas los describen como negros y hermosos, por ejemplo, Lancelot de Carles decía que ella sabía utilizarlos con eficacia. Otros más hostiles la apodaban "la puta de los ojos saltones". Todo coincide en que Ana era morena, figura elegante con rostro largo y ovalado. Aunque del color de su cabello aun genera algunas dudas. A menudo, aun en nuestros tiempos, el cabello castaño oscuro es confundido con el negro. Y hay cabelleras oscuras que a la luz del sol tienen una tonalidad rojiza. 




También se tiende a pensar que su hermana mayor, María, era rubia. La película The Other Boleyn Girl, presentan a María Bolena como una rubia de tez lechosa. La realidad es que los pocos retratos conocidos de María demuestran que ni siquiera ella era rubia, sino de un castaño claro.