1 sept 2017

Recuerdos de los supervivientes (Encuestas)

La política nazi de los años treinta perseguía hacer tan insoportable la vida de los judíos que éstos se viesen obligados a abandonar el país. En gran medida, esta política fue un éxito: muchos judíos emigraron durante esa década. Sin embargo, a pesar de la discriminación económica, social y jurídica, otros muchos judíos prefirieron quedarse en Alemania, con la esperanza de que Hitler y los nazis desapareciesen y el país recuperase la normalidad.


Aunque al final se demostró que las esperanzas de los judíos eran ilusorias, no eran consecuencia de un proceso irracional; de hecho, se basaban en un lúcido análisis de las intenciones y actitudes de los vecinos, compañeros de clase y colegas alemanes, así como el trato que recibieron los judíos por parte del estado nazi y los oficiales del partido.

Encuesta de los supervivientes judíos de Krefeld, 1996

1. ¿Qué trato recibió usted de sus compañeros de colegio no judíos?

Cordial 22%
Principalmente cordial 18%
Una mezcla de cordial y no cordial 22%
Principalmente no cordial 2%
No cordial 7%
No tenía relación con los escolares no judíos 16%
No recuerda 0%
Otro tipo 2%
NS/NC 11%

2. Antes de 1933, ¿Qué trato recibió su familia de los ciudadanos no judíos?

Cordial 47%
Principalmente cordial 27%
Una mezcla de cordial y no cordial 11%
Principalmente no cordial 2%
No cordial 0%
No tenía relación con los escolares no judíos 2%
No recuerda 7%
Otro tipo 0%
NS/NC 4%

3. Después de 1933, ¿Hubo algún cambio en el trato que recibía su familia de los ciudadanos no judíos? ¿Cómo describiría dicho cambio?

Sin grandes cambios; cordial o principalmente cordial 20%
Empeoramiento gradual; mezcla 26%
Claramente peor; principalmente no cordial 33%
NS/NC 22%

4. ¿Recibió usted ayuda o apoyo significativo de los alemanes no judíos durante el Tercer Reich?

No 89%
Si 9%
NS/NC 2%

5. ¿Fue interrogado alguna vez por la Gestapo o por la policía?

No 89%
Si 9%
NS/NC 2%

6. ¿Sentía miedo por la posibilidad de que lo detuviesen durante el Tercer Reich?

Sentía un miedo constante 20%
Sentía miedo ocasionalmente 42%
No temía que tal cosa pudiera ocurrir 27%
NS/NC 11%

7. ¿Cuándo abandonó Alemania?

1933 11%
1934 2%
1935 2%
1936 7%
1937 7%
1938 20%
1939 29%
1940 4%
1941 4%
1942 2%
1943 0%
1944 2%
NS/NC 9%


NOTA: La media de edad de los encuestados era de setenta y seis años en el momento de realizar la encuesta (abril-junio de 1996). (Algo más del 50% de los encuestados nació en 1921 o en una fecha anterior).


Fuente
Johnson, Eric A.. (2002). El terror nazi. Barcelona y Buenos Aires: Editorial Paidós.

Kristallnacht, la noche de los Cristales Rotos (Parte 2)




Estos acontecimientos impactaron al mundo y a gran parte de la sociedad alemana. Muchos oficiales y altos cargos nazis condenaron los disturbios incontrolados y los daños causados a las relaciones internacionales como consecuencia del pogromo de la Kristallnacht que desencadenó Goebbels. Göring, que viajaba en tren cuando comenzaron las acciones contra los judíos, se sintió indignado cuando tuvo conocimiento de los hechos a su llegada a Berlín. No tardó tiempo en reaccionar: llamó rápidamente a Hitler para expresar su desacuerdo el 10 de noviembre y tomó medidas para controlar la situación. Al día siguiente se ordenó el cese del pogromo. 

El 12 de noviembre, Göring pronunció en Berlín una conferencia a la que asistieron los altos cargos del estado, el partido y la policía, así como los principales representantes de las compañías de seguros alemanas. Abrió la sesión declarando que ya había sufrido suficientes agravios y que ahora, de una vez por todas, iba a tomar las medidas necesarias para resolver la cuestión judía:
La reunión de hoy tiene un carácter decisivo. He recibido una carta en nombre del Führer [...] donde se ordena que la cuestión judía sea ahora, de una vez por todas, coordinada y resuelta de un modo u otro. [...] Esta vez debemos optar por algo decisivo. Porque, caballeros, creo que ya hemos tenido bastantes manifestaciones de violencia. No perjudican a los judíos, sino a mí mismo, como máxima autoridad en la coordinación de la economía alemana. Si hoy se destruye una tienda judía y sus bienes son arrojados a las calles, la compañía de seguros tendrá que pagar los daños, algo que ni siquiera afecta a los judíos. Además, los bienes destruidos provienen de los bienes del consumidor, que a su vez pertenecen al pueblo. [...] No deseo que quede una sola duda, caballeros, sobre el objetivo de esta reunión. No hemos venido simplemente a hablar, sino a tomar decisiones, e imploro a las instancias competentes que tomen las medidas oportunas para eliminar a los judíos de la economía alemana.
En la clausura de la conferencia, Göring exclamó: "De una vez por todas quiero erradicar los actos individuales [contra los judíos]". A partir de entonces, la persecución de los judíos se llevó a cabo al estilo metódico alemán, no en estallidos violentos y disturbios populares. Raul Hillberg apunta lo siguiente: "El pogromo de noviembre fue la última oportunidad para la violencia callejera contra los judíos. [...] A partir de entonces sólo fue posible tratar a los judíos de un modo "legal", es decir, de un modo metódico que permitía la planificación adecuada y concienzuda de cada medida". Los disturbios dieron paso a la normalidad en la mayor parte de las localidades antes del 11 de noviembre, pero los efectos secundaron perduraron varias semanas más. 

El 12 de noviembre, Göring ya había aprobado varios decretos en los que atribuía a los judíos la responsabilidad del asesinato de Rath -por el cual tendrían que pagar una multa de mil millones de marcos y costear los daños ocasionados- y excluía a los judíos de la vida económica alemana. Según el último decreto, del 1 de enero de 1939:

  • Se prohibía a los judíos que tuviesen tiendas al por menor o de venta por correo o trabajasen como comerciantes autónomos, pues ya no podían ofrecer al público bienes o servicios en mercados, ferias o muestras.
  • Podían ser despedidos con un aviso de sólo seis semanas de antelación.
  • Perdían todo derecho a reclamar el subsidio de desempleo o pensiones de jubilación.

Los expedientes de la Gestapo y los autos del Tribunal Especial relativos a los judíos de Krefeld, Colonia y Bergheim subrayan la precaria situación que vivieron los judíos desde la Kristallnacht hasta el estallido de la guerra, en septiembre de 1939. Muy pocos judíos acusados de infracciones de cualquier tipo recibían ahora medidas de indulgencia por parte de las autoridades. Casi todos fueron enviados directamente a campos de concentración, o bien condenados por tribunales alemanes y, después de cumplir la condena, enviados por la Gestapo a campos de concentración. Los datos sugieren también que no sólo la Gestapo y los tribunales castigaron más severamente a los judíos después de la Kristallnacht, sino que la Gestapo dedicó más recursos que antes a la incriminación de los judíos. 

Antes de noviembre de 1938, la Gestapo permitía que la población civil informase sobre los casos judíos, excepto cuando se trataba de presuntas actividades comunistas o peligrosas para el régimen. Después de la Kristallnacht, la Gestapo confiaba mucho menos en la población como fuente de información sobre los judíos, y mucho más en su propia red de espionaje. En 1939, las protestas comunistas, socialistas, religiosas o de otro tipo ya habían sido acalladas. La prioridad de la Gestapo y el régimen era obligar a los judíos a abandonar el país. 


Fuente
Johnson, Eric A.. (2002). El terror nazi. Barcelona y Buenos Aires: Editorial Paidós.