30 abr 2017

Serie Isabel (Reseña)

Esta reseña puede contener spoilers (sé que son hechos históricos, pero habrá quienes no estén tan familiarizados con la historia de Isabel de Castilla)
La serie Isabel es una de mis favoritas del género histórico. Realmente, yo nunca había visto una serie española y ésta la encontré por casualidad. Es protagonizada por Michelle Jenner y Rodolfo Sancho en los personajes de los Reyes Católicos. Tiene tres temporadas: la primera desde su niñez hasta su proclamación como reina y los conflictos por la sucesión castellana; la segunda se enfoca en la conquista de Granada, la instauración de la Inquisición y la expulsión de los judíos; y la tercera culmina con la muerte de la reina y las desgracias de sus hijos. 

Primera temporada
Michelle Jenner ofrece una actuación casi impecable desde el principio. Es una niña religiosa y firme, que poco a poco verá incrementada su fortaleza de espíritu. Pablo Derqui como Enrique IV y Ginés García Millán como Juan Pacheco me parecieron personajes memorables, por sus ocurrencias y el carácter complejo que demuestran. La actuación de Víctor Elías como Alfonso de Castilla no me impresiono realmente, aunque casi al final de la primera temporada nos regala una maravillosa y desgarradora escena junto a su hermana. Chacón, el tutor de los infantes Alfonso e Isabel, es un personaje recurrente a lo largo de las tres temporadas. Ya desde la primera temporada aparece Fernando de Aragón, con una interpretación aceptable, sin más, pero que mejora muchísimo conforme avanza la trama. 


Bárbara Lennie, pese a que en ocasiones su tono de voz resultaba exagerado, me gusto por el hecho de que mostró una faceta más profunda de Juana de Avis; una mujer dura y frívola, en el fondo infeliz por una vida desprovista de pasión y verdadera alegría. El asunto de la paternidad de su hija no es aclarado, sino que se dejan pistas en el aire. Se deja entrever la sincera lealtad de Beltrán a Enrique IV, pero llaman la atención los comentarios que recibe de la reina.  


A mi parecer, la primera temporada fue la que mostró más desnudos y escenas sangrientas, sin embargo, no estoy de acuerdo con la comparación que se hace con la serie The Tudors. Después de la primera temporada, las escenas de desnudos se tornan esporádicas y varias son noches de bodas en las que no se muestra nada explícito. Hay varios errores en cuanto a vestuario, como los zapatos de los varones o el hecho de que mujeres casadas aparezcan con el cabello suelto. También es curioso que en la primera temporada los reyes de Castilla son llamados "majestad" y en la segunda "alteza".  

Segunda temporada
En esta temporada, hay tres personajes que sufren un gran cambio: Isabel, Fernando y Juana la Beltraneja. Fernando sigue siendo el carismático  y persistente líder de un ejército que combate contra las fuerzas juanistas, pero ahora parece haberse convertido tanto en esposo como rival de la reina Isabel, a quienes une el amor y la ambición. Ambos son poderosos, inteligentes y dispuestos a obtenerlo todo. En este punto de la historia, Fernando se da cuenta de que Isabel no será la esposa obediente que todo rey deseaba en esa época. En cuanto a Juana la Beltraneja, también ha dejado de ser la tierna niña que era antes de morir su madre. Aunque hubo comentarios acerca de que este personaje se torno aborrecible, también inspira pena ya que, tal como menciona en un capítulo, ya no puede confiar en nadie. Un gran problema en la serie es que los personajes no siempre aparentan la edad que deberían aparentar. En este caso, hay una escena en la que Juana se ve casi de la misma edad que la infanta Isabel de Aragón. 


En cuanto a Isabel, debo decir que no estoy de acuerdo con los comentarios acerca de que en esta serie se le representa como una mujer santa. Piadosa si, porque se muestra la confianza plena que Isabel mantiene por su fe. Hay quienes dicen que la reina no fue una verdadera mujer cristiana por sus acciones contra los judíos y musulmanes, eso sin duda se piensa desde la perspectiva del siglo XXI. Pero hay que tomar en cuenta que en el siglo XV se tenía un concepto distinto acerca de una persona devota. Si en la actualidad la Iglesia predica acerca de la tolerancia hacia quienes piensan diferente, en los tiempos de Isabel se aplaudía a quien expulsará a los judíos de sus reinos. Pero, claro esta que la reina no es presentada como una santa. Ella esta dispuesta a lo que sea por mantener el poder y doblegar a los nobles que se rebelan contra su reinado. Esta en su ánimo vengarse de quienes la separaron de su madre y hermano. 


Debo hacer un comentario acerca de Gina Laline en su papel como la infanta Isabel de Aragón. Empezando por su aspecto, que no corresponde a la bella infanta de ojos claros que describen los cronistas, hasta su actuación pobre y poco creíble. De la actuación del joven que interpreta a Alfonso de Portugal no hay mucha diferencia con la de Gina Laline. Realmente ninguno parece haberse adentrado en los papeles de Isabel y Alfonso, hasta el tono de voz que emplean para declararse su amor es terriblemente monótono. La escena de la muerte del príncipe portugués se salvo un poco gracias a la presencia de Álvaro Monje como el rey Juan II de Portugal. En un principio, Monje me convencía como príncipe, más no como rey, pero después del capítulo donde muere su hijo me agradó como rey de Portugal.

Hubo tres personajes que dieron lustre a esta temporada: Hernando de Talavera, Torquemada y Colón. Como fray Hernando intenta frenar a Torquemada, y éste último tan convincente en su papel que realmente llego a caerme muy mal. No me esperaba esa caracterización de Cristobal Colón, ya que desde la primaria he tenido una imagen de él completamente distinta (piel más clara, cabello un poco largo) pero algo que me gusto de este personaje es la química que tiene cuando esta con la reina Isabel.   

La trama judía me ha gustado, por ejemplo, cuando narran el caso del niño de la Guardia. La leyenda de la Susona es diferente a como la había leído, aunque también conmueve la historia de los Susón. En la temporada se puede ver como la antipatía de los cristianos viejos hacia los judíos y conversos va creciendo, hasta que la tensión llega a su punto culminante. La expulsión de los judíos fue una de mis escenas favoritas de la segunda temporada. 


Ahora, respecto a la trama granadina, me parece extraño como se desarrolla el romance entre el emir Muley Hacén y la cautiva Isabel de Solís. Es más comprensible de parte del emir, pero en cuanto a Isabel de Solís, es difícil comprender en que momento cayó enamorada de Muley Hacén. Isabel de Solís/Zoraida es representada por Nani Jiménez. Disculpen esta observación, pero la actriz no brilla ni por su actuación ni por su apariencia física. Nani es bonita, lo acepto, pero no resulta más atrayente que muchas de las mujeres del reparto. O tal vez yo tenía unas expectativas muy altas, porque cuando escuchó hablar sobre la cautiva de Granada, imagino a una mujer sorprendentemente hermosa. Yo tenía entendido que Zoraida era rubia y muy blanca. Roberto Enríquez (Muley Hacén), Javier Mora (el Zagal) y Alicia Borrachero (Aixa) son personajes impecables, el primero un poco desaprovechado, pero todos parecen adentrados en el papel asignado. Boabdil (Álex Martínez) en un principio me pareció soso, pero al final de la temporada se recupera. 

Tercera temporada
Luego de dos temporadas de fortaleza y esplendor de los Reyes Católicos, esta temporada resultará más oscura. Aquí destaca más Fernando de Aragón por sus estrategias contra los franceses y el Papa Rodrigo Borgia. Isabel sigue manteniendo su temple, pero se le nota la depresión por el futuro incierto de sus reinos y el destino de sus hijos. En esta temporada entramos en contacto con las cortes de Portugal, Flandes, Francia, Inglaterra y la de los Estados Pontificios. 


Una de las fallas más evidentes es el maquillaje de los actores. Me encanto la última escena del rey Juan de Portugal, pero resulta increíble que su sucesor, Manuel de Avis, aparente casi la misma edad que él. La participación de Nuria Gallardo como la madre de Manuel es más formidable en esta temporada. Juana la Beltaneja ya no aparece, pero es mencionada en varias ocasiones, demostrando que sigue siendo un fantasma que atormenta a la reina Isabel. 
En la corte de Francia vemos pasar a dos reyes: Carlos VIII y Luis XII. El primero es impulsivo e inestable, el segundo es más cauteloso y vigoroso. Ambos desposan a una prudente Ana de Bretaña, afanada en proteger la autonomía de Bretaña. 
En los Estados Pontificios vemos a Jorge Bosch y Nacho Aldeguer en los papeles de Rodrigo y César Borgia, respectivamente. Jorge Bosch hace una buena interpretación, aunque me hubiera agradado que conservara el aura misteriosa que demostró en la primera temporada, cuando otorga la dispensa a Isabel. El personaje de César Borgia me pareció insoportable, sin más, salvo por algunos comentarios sarcásticos. 
En la corte de Inglaterra sólo se presentan dos personajes: el rey Enrique VII y el príncipe Enrique. La trama inglesa me supo a poco, y no lo digo por la calidad actoral (que sin duda la hubo), pero habría cuadrado muy bien una escena de la boda de Catalina y Arturo, e incluso la controvertida noche de bodas. Debo agregar que Catalina (Natalia Rodríguez), pese a las pocas escenas en las que participó, fue entre los cinco hijos de Isabel la que más me cautivo. Lo de menos es la exquisita belleza de la actriz, sino la fuerza y sentido del deber que imprime en su personaje, haciendo pensar que es la que más se parece a sus padres. 


Para Isabel de Aragón, afortunadamente, se cambia de actriz por María Cantuel. Su fervor religioso, la pena por su difunto marido y el despecho hacia sus padres son reflejados de forma conmovedora. La espiritualidad de Isabel realmente la hacen parecer distinta a sus hermanos, como si ella no perteneciera al mundo terrenal. Llega a ser reina por su matrimonio con Manuel de Portugal. Algo que me desagradó es que se omitiera que el rey de Portugal estaba verdaderamente interesado en Isabel, no tanto por motivos políticos, sino debido a un enamoramiento producido cuando la infanta llegó a Portugal para desposar a Alfonso. Un breve cameo de Manuel me habría gustado en la segunda temporada, recibiendo  a la infanta Isabel o algo por el estilo. La penúltima de las infantas, María de Aragón (Susana Abaitua), que llega a ocupar el trono y lecho vacantes tras la muerte de Isabel, me sorprendió con una actuación que no esperaba de quien interpreta a la hija menos conocida de Isabel y Fernando. Salvo por el detalle de su cabello azabache, me gusto que Abaitua encarnara a una infanta suave de carácter y sensible, en el fondo adolorida por las desgracias que aquejan a su familia, que no ve esperanza en un mejor futuro para ella, pero que pronto se percata de que el destino esta dispuesto a ser generoso con ella. 

Ahora es momento de pasar a Juana. Aunque suene superficial, no pude evitar fijarme en el aspecto físico de Irene Escolar. Realmente no logró pensar en el personaje histórico de Juana de Castilla y asociarlo con Irene Escolar, como ha ocurrido con otros fans de la serie. Las facciones finas y el cabello oscuro no se distinguen en la actriz. Irene es guapa, pero no de la forma en que yo imaginaba a Juana. Respecto a la personalidad que plasma, note que el personaje contradecía con sus acciones muchas de sus frases. Hubo momentos en los que quise ponerme de pie ante las escenas de una dama formidable que confrontaba a Felipe, pero luego, repentinamente, volvía a ser una mujer frágil y mansa o salía con una escena sobreactuada. 

La relación con Felipe tampoco terminó por convencerme. Siento que no estuvo bien desarrollada o el resultado no fue el esperado por los productores. Estoy de acuerdo en que Felipe es un gobernante independiente y ambicioso, pero, mostrar ya desde el primer momento una ambición desmedida y poco creíble. Me hubiera encantado que Felipe demostrará una ambición sutil, disfrazada de carisma. Pero Raúl Mérida, aun con su porte y atractivo, desde su primera aparición parece un principito enfurruñado. Según las crónicas, si hubo pasión la primera vez que Juana y Felipe se vieron. El tema de los celos de Juana no es tratado con solidez. La primera demostración de celos la vemos cuando la archiduquesa corta los cabellos de una dama que ha estado pasando el rato con su esposo mientras ella estaba de luto por su hermana. Después de ahí, no hay más arranques de celos, de tal forma que el tema se olvida, pero no logró entender porque hasta varios capítulos después, se retoma el asunto de los celos y por una simple acción de cortesía por parte de Felipe (le recoge el pañuelo a una dama), como si en los anteriores capítulos no hubiera habido oportunidad de que alguna mujer despertará los recelos de Juana. 

La tercera temporada, si bien es verdad que es más sombría, es un final digno de una gran serie. 


Fuente de imágenes: www.rtve.es