14 oct 2020

La emperatriz Isabel de Portugal (Parte 2)

Boda imperial

Aquel matrimonio, celebrado para fines políticos y económicos, se convirtió en una historia de amor. El cronista Fernández de Oviedo describe el primer encuentro de Carlos e Isabel:

Y cuando llegó al aposento de la emperatriz é se vieron, la emperatriz se hincó de rodillas é porfió mucho por le besar la mano. El emperador se abajó mucho é la levantó abrazándola, é la besó é la tomó por la mano, é se entraron en otra cámara é se sentaron: é después que un cuarto de hora estuvieron allí con muchos grandes, el emperador se pasó á su aposento [...] (Gómez-Salvago, p. 83).

Se dice que hubo un flechazo entre el emperador y la infanta portuguesa. La boda tuvo lugar el 10 de marzo de 1526 en el Alcázar de Sevilla, oficiada por el cardenal Salviati. Los padrinos fueron el duque de Calabria y la condesa de Faro. Antes de la consumación, se instaló un altar en la cámara de la emperatriz, donde el arzobispo de Toledo ofició misa.

  Documental Memoria de España: Carlos V

Azevedo Coutinho, embajador de Portugal en la Corte de España, escribió al conde de Vimioso: “[...] entre los novios hay mucho contentamiento, a lo que parece [...] y en cuanto están juntos, aunque todo el mundo esté presente, no ven a nadie; ambos hablan y ríen que nunca hacen otra cosa” (Sanz, RAH)El 14 de abril, el embajador comunicó, esta vez al mismo rey Juan, que el emperador estaba muy enamorado (Sobral, 1994, p. 73)

El ambiente de felicidad se vio ensombrecido por la noticia de la muerte de Isabel, reina de Dinamarca y hermana de Carlos. Por este motivo, las celebraciones fueron postergadas.

Alhambra, Granada

La pareja real se trasladó a Granada, donde disfrutaron de varios meses de luna de miel. Los claveles quedaron ligados a esta romántica estancia, ya que fue en ese periodo cuando el emperador ordenó que fueran plantados en los jardines de la Alhambra. Estas flores de origen persa fueron símbolo de su amor por la emperatriz. Carlos e Isabel no tendrían oportunidad de volver al lugar donde pasaron los días más felices de sus vidas.

Al hablar de Carlos V, no podemos evitar recordar la turbulenta historia de sus padres. Juana de Castilla, apodada "la loca", sufrió por las aventuras de su marido, quien además quiso apartarla del poder que por derecho le correspondía a ella. Sin embargo, en ese aspecto, Carlos no sería parecido a su padre. Más bien, seguiría el ejemplo de su suegro, pues permaneció fiel a su esposa.

Descendencia
Cuando abandonaron Granada, en noviembre, Isabel ya se encontraba embarazada. El 21 de mayo de 1527, en Valladolid, nació un príncipe: el futuro Felipe II. Durante el parto, la emperatriz ordenó que cubrieran su rostro para que los presentes no vieran sus gestos de dolor. Contuvo las ganas de gritar, a pesar de que la comadrona se lo recomendaba, a lo que Isabel respondió "no me digas tal, comadrona mía, que moriré, más no gritaré".
Isabel con el príncipe Felipe en brazos, este retrato podría ser la versión más cercana al original, trabajo de Antonio de Holanda pintado en 1529. 

El 5 de junio, el primogénito de Isabel fue bautizado en la iglesia de San Pablo, aledaña al palacio de Pimentel. El día 12, la emperatriz pudo levantarse para presenciar los festejos. El 19 de abril fue jurado como heredero de Castilla (Reder, p. 405-6).

Isabel no tardó en quedar embarazada de nuevo. Al siguiente año, el 21 de junio, dio a luz a la infanta María, quien sería su sucesora como emperatriz del Sacro Imperio. En 1529 tuvo un hijo, el infante Fernando, que no vivió más de un año. El 24 de junio de 1535 nace Juana, quien sería madre de Sebastián I de Portugal. En 1537, nació el infante Juan, que tampoco sobrevivió al primer año de vida.


Papel como gobernadora
Su matrimonio con Carlos duró trece años, pero ella pasaría la mayor parte de ese tiempo sola, al frente del gobierno de los reinos hispánicos. Aunque la labor política de Isabel estuvo sujeta a las decisiones de Carlos, gozó de cierta autonomía. Se mostró como una gobernante decidida, capaz y dispuesta a cumplir su cargo con creces. Logró mantener los reinos peninsulares en relativa calma y trabajó para garantizar su defensa.
Ejerció el poder por primera vez entre abril y agosto de 1528, cuando el emperador viajó a los reinos de Aragón y Valencia. El periodo más destacado de su regencia se produce entre 1529-1533, la ausencia más larga del emperador. También se hizo cargo entre 1535 y 1536, y finalmente en 1538.

Participó en las reuniones e intercambió correspondencia con su esposo, a veces sin conocimiento de sus consejeros (el principal de ellos, Juan Pardo de Tavera). Mientras que el contacto en Castilla fue más directo, su actuación política se vio más limitada en Aragón. Se interesó en la administración de esos reinos y mantuvo frecuente comunicación con los representantes del Consejo de Aragón y los virreyes. Sin embargo, ella parecía identificarse más como reina castellana. Y logró acercar a su esposo a los intereses de los castellanos.


Durante su mandato, no tuvo grandes problemas con la nobleza. Hubo algunas excepciones, de quienes no aceptaban su regencia y se referían a ella despectivamente como "la portuguesa". En el verano de 1530 hubo diferencias entre Isabel y el almirante de Castilla, Fadrique Enríquez.

La emperatriz era consciente de la amenaza de los turcos. Se planteó como objetivo prioritario la recuperación de Argel. En diciembre de 1529, hay una primera referencia al asunto; desde Madrid, Isabel envía un mensaje cifrado sobre los graves problemas que viven las costas mediterráneas. La empresa de Argel fue llevada a cabo hasta 1541, culminando con la derrota del emperador. Para ese entonces, Isabel ya no estaba viva.

Las Indias supusieron, sobre todo para el Imperio, una gran fuente de oro y plata. Isabel estaba interesada en el trato de los indios y su conversión a la fe católica. El cumplimiento de las leyes era complicado con el Atlántico de por medio. En 1530, Isabel firmó una cédula por la que se prohíbe convertir en esclavos a los indios en situación de guerra. 
A pesar de los abusos cometidos por los españoles, también había otros empeñados en proteger a los indígenas. Destaca el caso de Catalina Bustamante, considerada la primera maestra de América, quien buscaba proteger la dignidad de las jóvenes indígenas. Catalina acudió a la emperatriz, quien la apoyó enviando algunas maestras a México (Ruíz, p. 167).

Es bien conocida la intervención del emperador en el asunto del divorcio de su tía, Catalina de Aragón. Isabel se preocupó por su situación en Inglaterra; después de todo, también era hermana de su madre. Encomendó a las universidades que estudiaran el caso. La reina inglesa contó con defensores como Francisco de Vitoria. La emperatriz estuvo en contacto con Chapuys, embajador imperial en Londres.

Muerte de una emperatriz
Detalle de Carlos e Isabel en "La Gloria", de Tiziano.  

La salud de Isabel era delicada; constantemente sufría tercianas (fiebres que aparecen cada tres días). El 25 de abril, los doctores Alfaro y Villalobos escribieron a Carlos para informarle sobre la enfermedad de la emperatriz. El día 19, a las siete de la tarde, Isabel sintió escalofríos, pero lo atribuyó a la frescura del día. En la noche sintió fiebre, "mas no pensó que era enfermedad sino accidente de la preñez", por lo que sus médicos no fueron avisados. Estuvo bien desde el martes 20 hasta el jueves en la noche, cuando comenzó a resfriarse "y duróle aquella disposición de frío más de quatro horas, y de las onze horas adelante la calor se extendió y cresçió hasta las tres horas después de media noche". Para ese entonces, los médicos ya estaban presentes. Atribuyen la fiebre a su embarazo y no ven signo de gravedad, como detallan en su carta "según las buenas señales que aquí conoscemos creemos que la enfermedad no durará de otros quatro días adelante"

El 30 de abril, Alfaro y Villalobos escribieron a Carlos para informar de la buena convalecencia de la emperatriz. "No cessaremos ahora de tener gran vigilancia, así en lo que toca a la disposiçión de las calenturas passadas, como a la conseruaçión de lo que está en el vientre" (Fernández, 1975). Todo debió complicarse en cuestión de horas, pues Isabel falleció al día siguiente.

La emperatriz murió el 1 de mayo, en Toledo, a los treinta y cinco años. Su vieja amiga, Leonor de Castro, se encargó de envolver el cadáver con el hábito de San Francisco (Sobral, 2011)Se organizó un cortejo fúnebre que llevaría a la emperatriz hacia Granada, el lugar donde pasó los días más felices de su vida. 

Carlos, devastado por la pérdida de su compañera, se retiró al convento de Sisla. Fue su hijo de doce años, el príncipe Felipe, quien presidió la comitiva. Una relato anónimo describe la desgarradora escena vivida por el esposo:
Y estava allí el Emperador, que no avía apartádose della desde la noche antes, y al tiempo que expiró començó a vesarla en el rrostro y en las manos y hazer un gran llanto, y no se podía acavar con él que se quitase de allí, y fue necesario que los que estavan presentes le sacasen por fuerça de allí, sin tenerle rrespeto a ser Emperador, a los quales dezía: Dexadme, que he perdido todo mi bien (De Saavedra, 2008).

Después de un viaje de catorce días, el cortejo llegó a Granada el 18 de mayo. Durante los funerales, los hombres reagrupados por corporaciones dan vueltas procesionalmente en caracol y abaten sus banderas delante del féretro. Las mujeres, cristianas viejas y nuevas juntas, forman un cortejo de plañideras que acompañan el cuerpo con sus gemidos desde la localidad de Albolote hasta Granada (DÁlbis, 2009).

Conversión del duque de Gandía, José Moreno Carbonero

Cuando llegó el momento de depositar el féretro en la capilla de Granada, Francisco de Borja tuvo que reconocer el cuerpo. Observó el rostro descompuesto de una reina que había sido admirada por su belleza. Conmocionado, declaró: "No puedo jurar que esta sea la emperatriz, pero sí juro que es su cadáver el que aquí ponemos. Juro también no más servir a señor que se me pueda morir".
Años más tarde, Borja ingresaría en la Compañía de Jesús. En su Diario recordaría todos los años el 1 de mayo: "Por la emperatriz que murió tal día como hoy. Por lo que el Señor obró en mí por su muerte. Por los años que hoy se cumplen de mi conversión" (Leonardi, 2000).

La muerte de Isabel afectó profundamente al emperador. Se tornó sombrío y triste; nunca volvió a casarse y vistió de negro por el resto de su vida. Cuando se retiró al monasterio de Yuste, llevó consigo el retrato de su esposa, hecho por Tiziano. El emperador murió en 1558, con un crucifijo en las manos, el mismo que sostuvo Isabel en sus últimos momentos de vida.






Fuentes
D’Álbis, C. (2009) Sacralización real y nacimiento de una ciudad simbólica: los traslados de cuerpos reales a Granada, 1504-1549. Chronica Nova, 35. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3203802 [14/10/20]

Arias de Saavedra Alías, I. (2008) Exequias granadinas por reinas hispano-portuguesas: La emperatriz Isabel, la princesa María y la reina Bárbara de Braganza. Ediciones Polifemo. Disponible en: https://repositorio.uam.es/handle/10486/689295 [15/10/20]

Fernández Álvarez, M. (1975) Corpus documental de Carlos V: Vol. I. Universidad de Salamanca. Disponible en: https://books.google.com.mx/books?id=seO-Otuyp1wC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false [14/10/20]

Gómez-Salvago Sánchez, M. (1998) Fastos de una boda real en la Sevilla del quinientos: estudios y documentos. Universidad de Sevilla. Disponible en: https://books.google.com.mx/books?id=jVgZFRmTHYQC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false [05/10/20]

Jiménez Zamora, I. (2016). La actuación política de la Emperatriz Isabel (1528-1538). Espacio Tiempo y Forma. Serie IV, Historia Moderna, 0(29), 163-185. doi: https://doi.org/10.5944/etfiv.29.2016.14571 [12/10/20]

Leonardi, C.; Riccardi, A.; Zarri, G. (2000) Diccionario de los Santos. Editorial San Pablo. Disponible en: https://books.google.com.ar/books?id=7WRxrxphxYwC&lpg=PP1&hl=es&pg=PP1#v=onepage&q&f=false [14/10/20]

Reder Gadow, M. (2018) Isabel de Portugal gobernadora de los reinos de España y su proyección en Málaga, en Cuadernos de Historia Moderna nº 43.2, 395-423.

Ruiz Banderas, J. (2013) Catalina de Bustamante, primera educadora de América. España, el Atlántico y el Pacífico: y otros estudios sobre Extremadura / coord. por Felipe Lorenzana de la Puente. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4763789 [12/10/20]

Sanz Ayán, Carmen, Isabel de Portugal, en Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico electrónico: http://dbe.rah.es/biografias/13103/isabel-de-portugal [05/10/20]

Sobral Neto, M. (1994) La Emperatriz Isabel. Una hija del Rey de Portugal en la Corte de Carlos V. Correspondance, disponible en: https://eg.uc.pt/bitstream/10316/83842/1/La%20Emperatriz%20Isabel.%20Una%20hija%20del%20Rey%20de%20Portugal%20en%20la%20Corte%20de%20Carlos%20V.pdf [05/10/20]

Sobral Neto, M. (2011) D. Isabel de Portugal. Imperatriz perfeitíssima. 1503 1539. Disponible: https://www.academia.edu/34275296/D_Isabel_de_Portugal_Imperatriz_perfeit%C3%ADssima_1503_1539 [14/10/20]



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