8 ago 2011

¿Ana Bolena era una bruja?


Curiosa escena de Harry Potter y la Piedra Filosofal donde puede apreciarse el retrato de Ana Bolena.

En la actualidad, el tema de la brujería es considerado irrelevante, supersticioso, e incluso absurdo. Pero en el siglo XVI, era un problema serio que debía ser cortado de raíz. La mayoría de las acusaciones iban dirigidas a mujeres, ya que se creía que eran el sexo débil, tan propensas al pecado como Eva. 

Razones por las cuales se creía que Ana era bruja:
  • Dio a luz un feto deforme. Se tenía la creencia de que los hijos deformes eran el resultado de un grave pecado cometido por los padres.
  • Planeó matar al rey.
  • Sedujo al rey por medio de sortilegios, al igual que con los cinco hombres que fueron acusados de adulterio con ella.
  • En el juicio se menciono que la reina habló acerca de la impotencia del rey. Se pensaba que las brujas podían provocar impotencia en los hombres. Existe el caso de Enrique IV de Castilla, que alegó no poder consumar su matrimonio debido a influencias malignas.
  • Una carta de Bridget Wingfield que supuestamente incriminaba a la reina. 
  • Un sexto dedo en su mano, lunares y un tercer pecho. Las deformidades eran vistas como marcas del diablo. 

No hay evidencia suficiente para afirmar que Ana haya dado a luz un feto deforme. Cuando el embajador imperial Chapuys informa acerca del aborto de la "concubina" (como él la llamaba) describe un feto varón de tres meses. Nada más. 

Respecto a los defectos físicos de la reina, quien difundió esos rumores fue Nicholas Sander, un sacerdote católico que se oponía al reinado de Isabel I. Sander no conoció a la reina Ana en persona; contaba con seis años cuando ésta fue ejecutada. Argumentaba que Ana utilizaba mangas largas para ocultar un sexto dedo. Si realmente hubiera presentado una deformidad, Tomás Bolena no habría permitido que su hija residiera en las cortes de Países Bajos y Francia, con el riesgo de ser señalada por brujería. Sander relató que utilizaba vestidos altos que cubrían su garganta, a fin de que tapar sus verrugas. Basta con ver los retratos de las damas inglesas en la primera mitad del siglo XVI para darse cuenta de que los escotes bajos eran la moda.