Durante la Edad Media, se creía que la belleza era resultado de la intervención divina. La belleza física era una cualidad que se marchitaba con el tiempo, pero la belleza espiritual no se marchitaba, sino que permanecía en el interior de las personas y eran cualidades como: la bondad, el amor, la simpatía la castidad, etc.
La fe y la moralidad cristianas impusieron un recato en las vestimentas y la práctica del maquillaje, que se consideraba contrario a la moral cristiana en cuanto que desfiguraba lo que Dios había creado, lo que contrasta con el uso de maquillajes excesivos utilizados en épocas anteriores como la egipcia.
El cristianismo aplico una censura al representar cuerpos desnudos en el arte al máximo para quitarles cualquier matiz de sexualidad. El ideal de belleza de aquella época ha sido representado muchas veces en pinturas. La mujer del medioevo mostraba:
- Blancura en la piel (representaba la pureza de la dama)
- Larga cabellera rubia
- Ojos pequeños pero risueños
- Nariz pequeña
- Labios pequeños y rosados
- Caderas estrechas
- Manos blancas y delgadas
- Senos pequeños
En cuanto a los hombres, la descripción responde a la de un caballero con armadura, alto y delgado, fuerte y vigoroso, esbelto; pecho y hombros anchos; piernas largas y rectas como señal de elegancia y porte; manos grandes y generosas como símbolo de habilidad con la espada y de masculinidad.